Cannes – 8vo día

“A Hero (Ghahreman)”

Asghar Farhadi, quien ya ganó la Palma de Oro, el Oso de Berlín, el Oscar y cada “competencia” que tuvo por delante, retorna a Cannes con su nueva película. Nuevamente apunta al título. 

En ella seguimos a Rahim, quien está en la cárcel por una deuda que no puede pagar. Durante un permiso de un par de días, intenta convencer al demandante para que lo perdone. A la par, luego de hacer una buena acción, se convierte en un héroe mediático, lo que podría ayudar a salvar su reputación o terminar de destruirla.

Farhadi construye una epopeya sobre el honor. Desde el primer minuto uno está comprometido con el protagonista, subiendo las escaleras junto a él. Acciones como esa, que parecen intrascendentes, llevan al espectador por el camino deseado. Una vez que subiste, ya no bajas. Ahí arriba, es un viaje tenso y doloroso, donde uno hincha desde la tribuna y desea un “final feliz”. No porque Rahim, muy bien interpretado por Amir Jadidi, sea un héroe, aunque sí tiene mucho de este, sino porque es humano. Con la suma de matices que esto implica.

Y llegamos a una escena final, que sin entrar en spoilers, es maravillosa. De una composición perfecta donde, en un plano fijo, vemos dos destinos opuestos. Con luces y sombras. Izquierda y derecha. Libertad y la pérdida de esta. 

“Serre-moi Fort”

La nueva película de Mathieu Almaric y protagonizada por Vicky Krieps, se ha estrenado en Cannes fuera de competencia. Merecía competir o estar en una sección paralela. 

En ella seguimos a una madre de familia que ha abandonado el hogar. Lejos de ahí, entre arrepentida y melancólica, recuerda momentos del pasado y conversa, imaginariamente, con ellos.

“Serre-moi Fort” implica un soberbio trabajo de dirección y edición. Lo que inicialmente parece confuso y distante, empieza romper la fina línea entre realidad e imaginación, hasta que, en un trágico momento, entendemos lo que sucedió y por lo tanto, lo que ha venido sucediendo hasta entonces. Pero no solo uno comprende ahí el camino de lo narrado, sino también todo lo que uno sentía como observador de los hechos. Un giro que cae como baldaso de agua fría.

Aunque es a través de la edición, sobre todo, que se arma este complejo rompecabezas que poco a poco va a agarrando una dolorosa forma, la dirección de Almaric, bastante madura, sabe qué mostrar y cómo. Proyectando la tristeza y melancolía en cada ambiente. 

“Olympiades”

Jacques Audiard, ganador anteriormente de la Palma de Oro por “Dheepan”, en el 2015 y del Gran Premio del Jurado por “Un Profeta” en el 2009, vuelve a Cannes con una nueva obra que también apunta alto. 

En ella nos ubicamos en el distrito XIII de Paris, donde acompañamos a un grupo de jóvenes que viven, trabajan y se relacionan en esa zona. 

Audiard se junta con Sciamma para contar una historia totalmente contemporánea que vibra a modernidad. No solo porque la manera en la que se relacionan los protagonistas, así como sus conflictos y dilemas son actuales, sino porque el estilo con el que es llevado a la pantalla grande (con un bello blanco y negro), es cien porciento coetáneo. Incluyendo la música electrónica y dinámica, la pantalla partida en dos y el material de apoyo. 

Este retrato de la vida juvenil en Paris es acertado por donde se lo mire, porque encima tiene cierta carga terapéutica. Audiard no busca denigrar al millenial y enfrentarlo a sus errores y caprichos. Por el contrario. La manera en la que se conecta con los porvenires de las nuevas generaciones es incluso conmovedora. Hay algo heroico es los personajes, aunque estén llenos de fallas y problemas. Ya sea por una voz feminista, emprendedora o que simplemente desea ser feliz. 

Gran dirección de actores novatos, para que sin ser grande nombres o celebridades, llenen la pantalla con total naturalidad. 

Toca ver “In Front of your face” (Cannes Premiere), “Memoria” (En Competencia), “Belles” (Cannes Premiere) y Casablanca Beats (En Competencia).