Dirección: Coralie Fargeat
Guión: Coralie Fargeat
País: EEUU
Reparto: Demi Moore · Margaret Qualley · Dennis Quaid · Hugo Diego Garcia · Joseph Balderrama · Oscar Lesage · Gore Abrams · Matthew Géczy.
Hace un par de ediciones “Titane” se estrenó en Cannes como símbolo de renovación en su programación y apertura a propuestas de género que normalmente no tenían mucha cabida en el festival francés. El recibimiento fue tan positivo que se le dio la Palma de Oro, como para sellar aún más esa declaración y terminar de consolidar este nuevo capítulo. A partir de entonces han llegado peores y mejores propuestas de corte similar, pero luego de “The Substance” podríamos decir que el máximo premio se adelantó un par de años, ya que la nueva película de Fargeat se ha robado, merecidamente, toda la atención, convirtiéndose en un clásico instantáneo del “Body Horror”. Es espectacular y sería una mejor y más consistente Palma de Oro que la de su compatriota “Titane”. Piensa en “Mulholland Drive, Dorian Gray, “Requiem por un Sueño”, “La Mosca”, “El Resplandor”, “Death Becomes Her”, y muchas más… mezcladas, interiorizadas y – para entrar a la estética de la película – vomitadas. “The Substance” lo tiene todo.
En “The Substance” seguimos a Elisabeth Sparkle (Demi Moore), una actriz consagrada, ganadora del Oscar, que ya en el ocaso de su carrera (o sea, 50 años) es la presentadora de un show de baile y ejercicios para empezar el día muy a lo Jane Fonda. Cuando su repulsivo y superficial productor, Harvey (guiño al predador Weinstein), interpretado fabulosamente por Dennis Quaid le informa que ha sido despedida porque el programa “tiene que renovarse” (en otras palabras, estás muy vieja). En este contexto y de pura coincidencia, le presentan un nuevo tratamiento médico llamado “The Substance” o “la sustancia”. Este servicio es frío e impersonal. Solo debes llamar a un número, aceptar las terribles y perpetuas condiciones y pasar a recoger tu kit de iniciación. Una vez que te inyectas la sustancia (color verde mutante), dentro de ti se gestará una versión “mejorada” que, por supuesto, saldrá por tu espalda al estilo Alien. Después de eso, es MUY importante seguir las reglas al pie de la letra: tu versión original (llamada “Matrix”) vive por siete días y luego tu versión “mejorada” vive otros siete. Y así por la eternidad. Pero… sabemos que el ser humano no se caracteriza por colorear dentro de las líneas. Aún así nada nos prepararía para lo que sucedería (literalmente, nada).
Si bien el retorno a un protagónico de Demi Moore, y más aún en una película en competencia de Cannes, era suficiente para comprometerse con “The Substance” desde el primer minuto, la nueva entrega de Fargeat tiene un estilo visual, formato y trama que podía recordar a los capítulos más memorables de “Black Mirror” (uno de los buenos). Una sensación ciertamente trilllada que preocupaba inicialmente pero que se dipersaría de a pocos. Mientras la premisa irreal, con tonalidad de ciencia ficción, va avanzando lentamente, nos sumergimos de lleno en las consecuencias de una sociedad profundamente machista y las terribles y tristísimas repercusiones en la carrera profesional, y sobre todo en la salud mental y física de las mujeres; haciendo hincapié en la industria hollywoodiense y el famoso “ageism”. Sin importar la belleza, el talento, los logros y la fama; ninguna mujer se salva de las garras abusivas del patriarcado y la falsa problemática, impulsada por la directriz del sistema, del envejecer. La arruga que te destruye y que merece ser, urge ser, reemplazada de inmediato. Cuestión que, como es obvio, al ser dirigido por alguien que es víctima diaria de esta dinámica, entiende a la perfección la situación y la plasma con el tino, sutileza (y exageración), fuerza precisa y necesaria. Acá vamos a estar sobre expuestos a los cuerpos concebidos como “perfectos”. Aquellos cuerpos que los medios nos quieren vender como el objetivo. Sin celulitis, delgados, suaves y tonificados. Y si bien la mirada erótica de la directora se siente en estas tomas, posteriormente, cuando vemos en qué se transforma este cuerpo deseado, entendemos la crítica y el comentario real.
Y si bien luego empiezan las cuotas de horror corporal, este se sostiene e impulsa gracias a todo el terror psicológico inicial, tan normalizado, al que se enfrenta la protagonista. Una extraordinaria Demi Moore en un tour de force impresionante, transformándose en el Gollum de “El Señor de los Anillos”, luego en La Mosca de Cronenberg, luego en La Cosa de Carpenter, transitando por monstruos del universo Japónes y acabando en una criatura nueva, terrorífica e icónica. Demi Moore, señoras y señores. Ha roto esta edición del festival, la ha convertido en algo nuevo e inolvidable. A sus 61 años y, seguramente con muchos insights sobre el tema tratado, se desnuda literal y figurativamente para entregarnos todo. En la cara. Moore está muy bien acompañada por Margaret Qualley, quien hace de la “mejor” y más joven versión de sí misma, Sue, su doble. La actriz, hija de Andie MacDowell, ha sido toda una aparición en Hollywood y este año está por partida doble en Cannes (“The Substance” y “Kinds of Kindness”). De hecho, notamos que los papeles de Qualley son elegidos con mucho acierto; la joven está logrando desde ya una excelente carrera.
Ahora, lo de Coralie Fargeat es genial y no se queda solo en la capacidad de comprender y proyectar los desafíos femeninos; sino que es un trabajo de dirección excelente, que más allá de un sinnúmero de homenajes y referencias a clásicos del terror y sus autores (los mencionados anteriormente), así como Kubrick, Hitchcock y Verhoeven, ha creado su propio universo, completamente actual, donde dichos elementos alimentan las fórmulas de estos tiempos y se modernizan a la par. Además, cuenta con una formidable edición que recuerda al pincel de Aronofsky, sobre todo en su “Réquiem por un Sueño” con esa metralleta de imágenes y una potente mezcla de sonido (hola fans del ASMR, van a amar). Muy bien acompañada de la banda sonora que explota en el clímax. Y hay que cerrar donde termina la película. Con esa brillantez tan inesperada que ha dado atónito a la totalidad de la Sala Debussy. Aventándose a lugares insospechados, casi que intransitables. Con vehemencia, valentía y locura.
Probablemente nunca se haya visto algo como “The Substance” en Cannes. Quizás nunca se vuelva a ver. Acá empieza el recorrido de este clásico instantáneo que conquistará Sitges, esperemos que la taquilla y quién sabe, si también la temporada de premios. Vale la pena soñar (así sean las benditas pesadillas de Fargeat).
