Sábado, Julio 27, 2024

Cannes 77: Primer día

Llegamos a la costa sureña de Francia, recogimos nuestros badges de prensa, fuimos a la playa – ya tradición anual – y a dormir esperando el arranque de la próxima docena de días, que como cada vuelta al sol, es nuestra favorita del año. Esta edición arrancó con un evento histórico, quizás canónico, un emotivo homenaje a Meryl Streep y la película inaugural, que ya marca la pauta de comedias ligeras con las que recurrentemente el festival da inicio. Cuarto año consecutivo. El sueño es el de siempre.

Napoleón

Dirección: Abel Gance
Guión: Abel Gance
País: Francia
Reparto: Albert Dieudonne · Alexandre Koubitzky · Antonin Artaud · Edmond Van Daele · Gina Manés.

Luego de horas de asimilación indispensable para afrontar y comprender la inmensidad de una obra que nos avasalló por completo, nos sentimos un poco más prestos a escribir sobre este monumento del cine. Casi cien años después de su estreno, la épica de Abel Gance ha sido restaurada, tarándose unos 16 años en conseguir el resultado más fidedigno posible. Han reconstruido no un monstruo, sino un prodigio de Frankenstein, agregándole música original (y piezas clásica) para que la experiencia sea total. Hay un sinnúmero de instituciones y nombres detrás de esta labor, como la cinemateca de Francia o incluso, como giro sorprendente, Netflix. Como preámbulo a unas “paces” con el festival que ya se veía venir.

Esta vez se ha podido ver la primera parte (serán dos), con casi cuatro horas de duración y que culmina en la toma Toulon por parte de Bonaparte, la campaña más intrépida y avezada del personaje histórico. Nosotros no habíamos visto antes la película de Gance, más allá de algunos pantallazos o segundos de su metraje, acompañado de textos en libros de historia de cine o algún video en internet. Vivir la experiencia es otra historia y una que, agarrándonos de la jerga actual, es canónica.

Flaco favor le hace a Ridley Scott que pocos meses después de su adaptación se reestrene esta versión restaurado, aunque justicia cinéfila le sobra a la anécdota. Era así Ridley, era así. Una figura tan excesiva, aberrante y legendaria debe ser (o al menos merece serlo) adaptada con todas sus letras. O creando nuevas letras. Expandiendo el lenguajes y sus fronteras. Eso es lo que hizo Abel Gance, artista, visionario, loco y mago. Con una puesta en escena inclasificable, haciendo pendular la cámara como si fuera la exaltada marea de una tormenta, metiéndose entre las piernas de los caballos en la mejor persecución jamás rodada, sobreponiendo imágenes con un pincel en mano, usando una edición ametrallada explosiva y esos primeros planos y colores expresionistas que sobrecogen.

Y, como en toda obra cumbre, se puede ver la raíz, el esbozo y origen de un sinnúmero de trucos, estilos y obsesiones que marcan la carrera de otros directores maestros y contemporáneos. En un par de días lo veremos en la “Megalópolis” de Coppola, como hace unas décadas lo pudimos vislumbrar en el personaje de Peter Sellers (Dr. Strangelove) semi calcado del Robespierre de Gance o en la infancia de Antoine Doinel (Les Quatre Cents Coups) con tantos matices similares a esos primeros años de Napoleón.

Luego vendría la película inaugural oficial. Pero “Napoleón” es el pitazo inicial, y en cierto modo, el final. Apaguen las luces, cierren la cancha, nos vamos todos. Ya no hay más.

Napoleón restaurada

Le Deuxième Acte

Dirección: Quentin Dupieux
Guión: Quentin Dupieux
País: Francia
Reparto:  Léa Seydoux · Louis Garrel · Vincent Lindon · Raphaël Quenard · Manuel Guillot 

“Le deuxième acte” sigue marcando la pauta de Cannes de inaugurar la edición con una película ligera, fresca y con tintes cómicos. Al menos hacerlo recurrentemente. Cuestión que cae bien cuando antes de esta se ven clásicos restaurados mastodónticos como “Napoleón”, “La Mamain et la Putain” o “L’amour Fou”. Y aunque el resultado es mejor que otra inauguración cercana como lo fue “Coupez”, tanto en la comedia como en su meta cine, está varios pasos por detrás de la fiesta que significó arrancar con “Annette”.

En ella seguimos a Florence (Léa Seydoux) quien quiere presentarle a David (Luis Garrel), un prospecto de novio, a su padre (Vincent Lindon). Sin embargo, David quiere quitársela de encima presentándole a Willy (Raphaël Quenard) para que estos dos se enamoren.

De hecho, el segundo giro de la noche fue que los créditos iniciales tuvieran esa “N” que retumba de la plataforma más popular del streaming. Las paces, nuevamente. Pero también un indicador de lo que vendría en la nueva película de Depieux. Porque en ella hay bastante de algoritmo, de fórmula y frescura, de llegar a nuevas generaciones, tanto en forma como en fondo. Un intento de conseguirlo, que queda a medio tratar. Que se va agotando de a pocos.

Desde el arranque la película rompe la cuarta pared y los actores te cuenta que el dialogo es ficticio y parte de una película independiente que están rodando. Técnica de manual que permite darse ciertas licencias para tocar algunos temas actuales y punzantes como el de la cancelación, la homofobia o la inteligencia de artificial, siempre con humor y sin ánimos de profundizar o dejar un mensaje conciso. Cuestión que sirve para unas risas livianas, pero también para ir perdiendo interés en el desarrollo de sus personajes y en las consecuencias de sus actos. La sensación final es la de un gag largo.

Puntos extras por el uso de PTA y el extra que lo arruina todo.

Le Deuxième Acte

s por Simon Rössler, con una nueva partitura compuesta para la ocasión por Diego Ramos Rodríguez, gracias a ZDF/Arte. 

Cinestesia
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