Cannes 2023 – Octavo día

“Asteroid City”

Sección: Competencia Oficial
Dirección: Wes Anderson
Guión: Wes Anderson, Roman Coppola
País: EEUU
Reparto: Scarlett Johansson, Tom Hanks, Margot Robbie, Tilda Swinton, Steve Carell, Edward Norton, Bryan Cranston, Maya Hawke, Willem Dafoe…

Wes Anderson es uno de esos cineastas que nos tienen siempre pendientes de sus nuevos proyectos. Cada vez que saca una película, nos aseguramos de verla en el cine. Wes también es de esos cineastas que tiene una clarísima firma visual que hace que identificar sus obras sea realmente fácil. Su estética es icónica y muchísimas personas la aman, tanto así que varios la emulan en trends de redes sociales, en sus propios trabajos y hasta en sesiones de fotos que marcan momentos importantes de la vida. En resumen, la obra de Wes Anderson se reconoce desde los primeros segundos en cualquiera de sus películas. Su marca creativa en la forma es omnipresente.

Habiendo dejado claro esto, es igualmente importante recalcar que el cine no es solo forma. Sí, es un aspecto valioso que suele aportar a la historia y permite crear la firma del autor, pero no es lo más importante. De hecho, una película visualmente hermosa, con un valor de dirección de arte elevado, un diseño de producción envidiable, un cast estelar y una música de acuerdo a las expectativas va a decepcionar si es que la historia, el guion y la narración no están a la altura. Este es el caso, lamentablemente de “Asteroid City”, la nueva entrega del director estadounidense.

La historia – ambientada en los años 50 –  nos lleva a un pequeño pueblo perdido en el desierto de Estados Unidos llamado Asteroid City. El nombre se le da luego de que hace años cayera un pequeño meteorito que se volvió el único atractivo turístico del lugar. El gobierno estadounidense decide tener una convención de ciencias dedicada a unos cuantos niños genios, cuya excepcional inteligencia les ha permitido crear inventos que merecen la pena ser celebrados y recompensados por el gobierno. Uno de esos niños es Woodrow, hijo de Augie (interpretado por Jason Scwartzmann), un ex fotógrafo de guerra que acaba de enviudar. Augie y sus 3 hijos viajan a Asteroid City, así como las demás familias de los pequeños genios.

Una vez ahí, Augie conoce a Midge (interpretada por Scarlett Johansson), una famosa estrella de cine que tiene como hija a una brillante niña. Ambos tendrán una suerte de romance que nunca se desarrollará por completo. Mientras que sus hijos también se sentirán atraídos uno al otro. 

Otra de las características que más identifica a Wes Anderson es trabajar con un elenco de estrellas. Esta película no es la excepción. Steve Carrell es el administrador del único hotel del pueblo, que consta de distintos bungalows. Este hotel se convertirá en el hogar de todas las familias que llegaron a Asteroid City por la convención ya que el gobierno impondrá una cuarentena forzada debido a un encuentro cercano…del tercer tipo…
Una noche, mientras se realiza una de las actividades de la convención, aparece un OVNI en el cielo, encima de todos los personajes y miembros oficiales del gobierno, de esta nave espacial baja un simpático pasajero humanoide que se lleva el meteorito del pueblo. Todos los asistentes se quedan helados. Nadie sabe como reaccionar. Así que es gobierno decide que lo mejor será que todos los testigos se mantengan en una cuarentena en el pueblo, sin comunicarse con el mundo exterior, para poder tomar una decisión.

Todo esto es en realidad el guion de un dramaturgo, interpretado por Edward Norton, quien escribe esta obra llamada “Asteroid City” y al cual conocemos a través del maestro de ceremonias de la película, Bryan Cranston. Toda esta sección, a la cual regresamos cada cierto tiempo y en la que hay momentos meta, consta de bellas tomas en blanco y negro. Como ya les dijimos, la dirección de arte es impecable. Wes Anderson hace tal vez uno de sus trabajos más pulcros en términos visuales. Pero como ya mencionamos líneas atrás, se necesita más que eso.

Esta divertida historia – en papel – carece de eso mismo, diversión. Lamentamos informar que, para nosotros, Wes Anderson se ha concentrado mucho en la forma y no le ha dado tanta importancia a la historia ni a sus personajes. En este caso, todo queda en lo superficial, algunas sub historias no encuentran ninguna resolución y, en general, uno se queda con el sabor de que pudo ser mucho más. Y esto es algo que venimos sintiendo desde hace algunas películas, siendo la más reciente “The French Dispatch”.

Esperamos que Wes Anderson pueda recuperarse de esta etapa en la que sus historias han perdido ese brillo y excentricidad que tanto lo caracterizaban. Tal y como su estilo visual, sus historias eran memorables y divertidísimas. Ojalá que su próxima entrega nos haga sentir, nuevamente, felices.

“Rapito”

Sección: Competencia Oficial
Dirección: Marco Bellocchio
Guión: Marco Bellocchio, Susanna Nicchiarelli, Edoardo Albinati, Daniela Ceselli
País: Italia
Reparto: Barbara Ronchi, Fabrizio Gifuni, Filippo Timi, Paolo Pierobon

Cuando pensamos en el Vaticano, pensamos en el papa, encubrimientos, corrupción y en misterios de siglos de antigüedad. “Rapito”, de Marco Bellocchio nos lleva a la Bologna de mediados del siglo XIX, más específicamente a la casa de los Mortara, una familia judía numerosa y acomodada. Todos parecen llevarse bien y tener una vida bastante apacible y familiar. Sin embargo, todo cambia un día en que llegan los soldados del Papa a llevarse a Edgardo, uno de los hijos, de tan solo seis años. ¿La razón? Dicen que este niño fue bautizado a los seis meses de nacido por su antigua niñera, una joven cristiana que trabajaba para los Mortara. Aparentemente, seis años después de este suceso -que no contó con ningún testigo más que la propia niñera responsable del bautizo- esta mujer decide hablar con la iglesia para confesar que bautizó por su cuenta al pequeño Edgardo.

Los padres, evidentemente sorprendidos y totalmente en contra de esta medida, aseguran que el niño no ha sido bautizado, que son judíos practicantes y devotos, jamás permitirían que ninguno de sus hijos sea bautizado en la iglesia católica. Pero recordemos que en esa época el Papa era el Rey, y lo que él mandaba, era ley. Es así que, de una forma trágica y desgarradora, llena de mentiras de por medio, los soldados del Papa se llevan al pequeño y confundido Edgardo, que ama a su familia y no entiende porque están dejando que los separen.
Su madre, totalmente catatónica y descorazonada, le entrega una pequeña mezuzá para que se la lleve con él a donde sea que lo lleven y para que no deje de rezar conforme a su religión, no debe olvidar que es judío.

Bellocchio apuesta por un melodrama clásico, a la vieja andanza, con algunos tintes de horror. Preocupándose por el diseño de producción, la reconstrucción de la época, un guión bien cuadrado y potentes actuaciones de sus protagonistas; quienes tienen su propio momento de gloria (insértese Oscar clip): La Madre en una escena triste y desgarradora, mientras que el padre con un grito estremecedor. Es todo lo que el director necesita para narrar, impecablemente, uno de los tantos sucesos similares de la época, que merecen ser descritos y ubicado en la larga lista de abusos cometidos por la iglesia.

La cuota de terror, que está tácita en su estructura y en la iglesia como el mal encarnado, se hace presente a través de la fantástica banda sonora de Fabio Massimo Capogrosso que eleva el drama e inserta en el espectador una extraña, inexplicable e incómoda sensación. Una de las mejores en competencia.

“La Passion de Dodin Bouffant”

Sección: Competencia Oficial
Dirección: Tran Anh Hung
Guión: Tran Anh Hung
País: Francia
Reparto: Juliette Binoche y Benoît Magimel

Con tantos títulos muy esperados en la previa al festival, “La Passion de Dodin Bouffant” era uno que habíamos dejado en un segundo grupo de interés. Un tanto descuidado. De hecho, habían varias películas fuera de competencia que nos atraían más. Sin embargo, esta edición ha estado particularmente solida en la carrera por la Palma de Oro y, más allá de pobres excepciones, lo normal ha sido la consolidación de la expectativa o las gratas sorpresas como esta.

En “La Passion de Dodin Bouffant”, nos ubicamos en Francia, a fines del siglo XIX. Específicamente en la casa de un reconocido chef Gourmet llamado Dodin (Benoît Magimel). Él convive con Eugénie (Juliette Binoche), su colega y una cocinera tan buena o mejor que él. La práctica ha llevado la relación a un plano romántico que hasta el momento, no ha terminado de consolidarse.

“La Passion de Dodin Bouffant” es una película tramposa. Así uno sea o no foodie, es inevitable no dejarse embelesar por su metraje lleno de admiración a la cocina y muchos primeros planos de deliciosa comida francesa. Y por ende, es entendible que parte de la crítica y experiencia se haya sentido estafada o trampeada por una especie de documental de cualquier canal gourmet del cable local. Pero es que detrás de las bellas imágenes que se pueden olfatear y saborear, hay dos ejes que impulsan la cinta considerablemente. La dirección de Tran Anh Hung y la historia de amor central.

Tran Anh Hung apuesta por la elegancia y una cámara que solo se inmiscuye cuando desea mostrar detalles de la comida. Fuera de ello, acompaña distante, atestiguando aquello que se va cocinando a fuego lento, en ambos planos. A veces, cuando lo considera necesario, se mueve lentamente, ondeando y meciendo al espectador, como símil al vapor de las ollas o al olor que llega a nuestra nariz.

Finalmente, el flechazo de los protagonistas es uno que puede atravesarnos al otro lado de la pantalla. El romance es simple y natural, siendo la química entre ambos actores y la manera en la que llevan a cabo la dinámica, la que termina de convencer por completo. Además, estamos hablando de Juliette Binoche y Benoît Magimel, dos pesos pesados de la interpretación francesa, quienes básicamente solo necesitan su presencia y una gota de ganas para ganarse nuestra atención. Con dos ingredientes nos tienen salivando por más.

Toca ver “Il sol dell’avvenire” de Nanni Moretti, película secreta con Quentin Tarantino y “In Our Days” de Hong Sang-soo