Escribe: Luis Vélez para Cinestesia.pe, desde Berlín
Por tercer año consecutivo, envío a Cinestesia resúmenes in situ de la 75 Berlinale. Aquí van comentarios sobre tres películas exhibidas en galas especiales del gigante festival. La tercera puede verse ya en cartelera peruana.
Das Licht, de Tom Tykwer.-
(Alemania, 2025)
Eran los años 90. Después de tres auspiciosas películas, el cineasta alemán Tom Tykwer (Wuppertal, 1965) se convirtió en una figura internacional con Corre, Lola, corre (Lola rennt, 1998), surgida en un tiempo de inventiva cinematográfica intrépida, en la que se fusionaron aceleración del ritmo, experimentación en la narración, entretenimiento original y nuevas tecnologías. La generación cinéfila de quien escribe ha de recordar a Corre, Lola, corre como un éxito en DVD del Pasaje 18, una película hoy de culto que hasta tiene un espacio en el museo de la Cinemateca Alemana, calificada de hito desde su estreno, con loas a Tykwer como «el más prometedor director alemán desde Fassbinder» (Howard Feinstein, Time Out New York). Esta larga introducción obedece a evaluar si se cumplió la anunciada promesa, una decena de largometrajes después de Corre, Lola, corre, ahora que Das Licht fue presentada como el plato de entrada de la 75 Berlinale.
Tykwer ciertamente mantuvo su estilo en los años subsiguientes, principalmente determinado por su calidad explosiva, conciliación con géneros y temas existencialistas, convergiendo con las hermanas Wachowski en Cloud Atlas (2012) y la serie de TV Sense8, siendo el mayor éxito de público y crítica para Tykwer la serie de TV alemana Babylon Berlin (2017-2025). Con todo, mucho no despegó la carrera cinematográfica de Tom Tykwer y Das Licht lo confirma, a pesar de las expectativas por su regreso a dirigir un largometraje. Das Licht es ambiciosa y tiene rescatables méritos, sin embargo, hace agua. Es visualmente atractiva y la puesta en escena, impresionante. Se asegura de una penetrante tensión que tiene que ver con el armado de piezas sueltas en pro de lo que luce como un plan extraño, a ser poco a poco revelado (¿o no?).
Estos componentes en apariencia aislados corresponden a líneas de acción de personajes arquetípicos que viven bajo un mismo techo, la familia moderna europea “por excelencia” y sus idiosincrasias. Al centro de ella está Farrah, la trabajadora doméstica venida de Siria, siendo la migración un tópico a medias desarrollado en Das Licht, aunque útil en el dictamen. Farrah lleva a su vez la carga de las dimensiones sobrenatural y misteriosa de la película (que incluyen a “la luz” del título) y el entretejido de los vínculos establecidos entre ella y los miembros de la familia, por junto y separado, amén de sus historias personales que devienen en las tesis de determinismo o voluntad, reales o metafísicas, que Tykwer busca plantear. Por ahí otros aciertos de Das Licht son su retrato del Berlín del presente y las prominencias de Lars Eidinger y Tala al Deen (Farrah). Los problemas surgen cuando la pirotecnia audiovisual lo invade todo y las buenas ideas se dispersan hasta un lugar de no retorno, desdoblamientos fantásticos y crisis personales de por medio.
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Mickey 17, de Bong Joon Ho.-
(Estados Unidos, Corea del Sur, 2025)
Con una sólida filmografía en su haber, que incluye a la premiada y celebrada Parásitos (2019), el realizador coreano Bong Joon Ho es un maestro en toda regla. El interés por ver lo más reciente del también director de Memorias de un asesino (2003), tras seis años, es innegable. Es asimismo su nueva incursión en los terrenos sci-fi, género que no solo no le ha sido elusivo, sino además ha abordado con suceso. Ahí están para demostrarlo El huésped (2006), El expreso del miedo (2013) y, en menor medida, Okja (2017). Mickey 17 tomará elementos de estas tres atravesando el hilo conductor la naturaleza casi inherente a la ciencia ficción de exponer temas coyunturales, en gran parte sociopolíticos y derivados, en favor de una lectura del presente y una extrapolación de la misma para predecir el futuro.
Son la dominación neoliberal, los gobiernos pro corporaciones, la figuras mesiánicas de ultraderecha, los abandonos de bioéticas y ecoéticas, los colonialismos y belicismos, alimentos para la concepción distópica del libro de Edward Ashton en el que se basa Mickey 17, por ende, del filme, ahora estrenado en los albores de la peligrosa era Trump-Musk. Así, esta distopía planteada como una aventura espacial interplanetaria fantástica con ingestas de acción, comedia y bichos alienígenas -así como sets, locaciones y efectos visuales de alto presupuesto- ha de estar destinada a ser un blockbuster de cualidades. El eje del relato es su epónimo y carismático personaje principal (interpretado por Robert Pattinson). Del saque, un atribulado tipo aceptando resignado una «condición laboral» que implica ser un reemplazable, ser empleado para morir y «resucitar» como un clon. En un contexto donde el ser humano es víctima de un extremo mercantilista, se avizora que estamos ante el héroe de la historia.
En adición, Mickey Barnes entrando a su iteración 17 es un protagonista imbuido de simpatía, atractivo, valentía e inocencia, que en su iteración 18 tendrá a un gemelo malvado, la esencia del doppelgänger. Aquí es donde brilla Robert Pattinson para sumar un papel más (uno de los mejores) a una cadena imparable de realización partiendo de sus colaboraciones con David Cronenberg. Destaca también Naomi Ackie como Nasha Adjaya, la compañera de Mickey. Son por el contrario los personajes de Mark Ruffalo (de clara alusión a Donald Trump) y Toni Collette los que terminan afectando el filme, desacomodando su humor negro con caricaturas kitsch. Es por esos débiles flancos que Mickey 17 es carcomida. Un número menor en la obra de Bong Joon Ho, aún así una muy buena película de ciencia ficción.
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A Complete Unknown, de James Mangold.-
(Estados Unidos, 2024)
Biopic de un icono musical estadounidense dirigida por James Mangold: ello me lleva a recordar Walk the Line (o Johnny & June: Pasión y locura, como se le llamó en Latinoamérica), película un tanto superior a A Complete Unknown sobre el ascenso a la fama de Johnny Cash, arribando a un punto de inflexión, y la exploración de su conexión amorosa con June Carter, cosa que no sucede en la nueva de Mangold donde las -en la vida real conocidas- relaciones de Bob Dylan con Joan Baez y Suze Rotolo (Sylvie Russo en la película) fueron tan trascendentes como para dejarlas en esbozos o pretextos. Curiosidad inicial de por medio por Timothée Chalamet en el rol de Dylan, el filme cumple más bien en ser un correcto recuento de hechos que parten de la llegada del trovador a Nueva York, el círculo que va estableciendo con Pete Seeger (Edward Norton) y Woody Guthrie (Scoot McNairy) y el proceso de aquella célebre transición Dylan goes electric, contada de manera efectiva a través de la recreación de presentaciones en vivo (notablemente las apariciones de Dylan en los festivales de Newport), grabaciones de discos y las propias motivaciones del cantautor, al que, siendo voz de una generación, iba interesando más el folk rock y el desarrollo lírico más allá de la protesta.
Sin duda, las inmensas canciones -y su estatus- son aportantes de energía. (Parcialmente) admirable es la performance de Timothée Chalamet en términos musicales, cantando y tocando instrumentos (como Joaquin Phoenix en Walk the Line), si bien a ese nivel la interpretación favorita del opinante es la de Monica Barbaro en los momentos en concierto de Joan Baez. Dicho esto, lamentablemente, a Chalamet no le basta la entrega para alcanzar la compleja dimensión universal de Bob Dylan, ni desde lo corpóreo o la emisión de cierta esencia, para hacernos sentir en presencia del judío errante de Minnesota. Hace falta una forma de mímesis que no pase por la adopción de manierismos. Algo vibra mal, es notorio también cuando el Johnny Cash de A Complete Unknown es básicamente un imitador. Ahora, me excuso por la licencia extra cinematográfica, importante va ser que la película acerque a Bob Dylan a las audiencias que inician su interés por su genio, figura y obra de más de seis décadas. A complete unknown… with no direction home reza la perfecta letra de «Like a Rolling Stone». Pues No Direction Home (2005) el magnífico documental dirigido por Martin Scorsese (que toma prestado material del enorme D. A. Pennebaker), abarca casi el mismo período de A Complete Unknown, y más que complemento, es menester.
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