Empezamos nuestra primera travesía en el Festival de Toronto con la ópera prima de Christos Nikou, quien ha sido asistente de director de Yorgos Lanthimos y Richard Linklater.
Otra espectacular y complicadísima adaptación de Kaufman, quizás la más. Una película que no necesita ser comprendida sino experimentada, y que merece ser macerada y asimilada con el tiempo. Tiempo que quizás, ya veremos, la ubique en las listas como la mejor del año, década, o más.
Jorge Riquelme Serrano ha creado una historia macabra, incómoda y retorcida; donde ha usado la pantalla para hacerse una auto terapia y purga sanadora.
Elisbán llega a Puno siguiendo la promesa de Hermógenes, su amigo, quien le dijo que viniera a la ciudad para trabajar junto a él. Al toparse con la sorpresa de que su compañero ya no vivía ahí, Elisbán, con un sol en el bolsillo, debe buscar trabajo para poder comer, vestir y dormir.
En ella vamos directo al “boom inmobiliario” en la Lima de hace unos años, donde Tato, un cincuentón cono tonos del “Dude” de Jeff Bridges y de Leonard de “Two Lovers”