Dirección: Scott Derrickson
Guión: C. Robert Cargill, Scott Derrickson. Historia original: Joe Hill
País: EEUU
Reparto: Ethan Hawke, Mason Thames, Jeremy Davies, James Ransone, Madeleine McGraw, E. Roger Mitchell, Andrew Farmer, Kellan Rhude, Rocco Poveromo, Troy Rudeseal, Michael Banks Repeta, Miguel Cazarez Mora, Rebecca Clarke, J. Gaven Wilde, Spencer Fitzgerald, Jordan Isaiah White, Brady Ryan, Tristan Pravong, Jacob Moran, Brady Hepner, Parrish Stikeleather, Kristina Arjona, Sheila O’Rear, Nina Repeta
Para nosotros, Scott Derrickson tenía una filmografía llena de buenos intentos en el género del terror. En sus películas, ya sea con «Hellraiser V», «Líbranos del Mal» o sobretodo, «Siniestro», habían retazos de interés. Ideas que funcionaban mejor en la teoría que en la práctica. Juntadas como un popurrí algo caótico, donde con cada paso en firme luego venía uno en falso. Cada salto de calidad estaba acompañado de dos zancadas hacia atrás. La sensación final era que algo faltaba. Ya sea práctica o presupuesto, pero algo. Porque sí se podía vislumbrar que de pulirse, nos podría sorprender en el futuro con un diamante. El día llegó.
En «El Telefono Negro» nos situamos en Colorado, EEUU, durante la década de los 70´s. Ahí, niños y adolescentes empiezan a desaparecer secuestrados por «The Grabber», un extraño enmascarado quien siempre lleva globos negros. Todo cambiará cuando «Finney» (Mason Thames) sea la última víctima y una vez encerrado en un sótano, empiece a tener comunicación con el «más allá».
Con el «El Teléfono Negro«, sentimos que Scott Derrickson por fin alcanzó su madurez. Cursioso que este thriller con un «coming of age» de trasfondo, también lo haya sido para él como director. Queda claro que su trabajo dirigiendo «Doctor Strange», con lo que implica una producción de tal escala, le sirvió mucho. Terminando de enseñarle ciertas mañas necesarias para que pueda cerrar del todo sus ideas y llevarlas correctamente del imaginario a lo tangible. Ahora, con un presupuesto menor que el de Marvel pero seis veces mayor al de «Siniestro» (alrededor de 18 millones de dólares), consigue que el producto final esté a la altura (y más) de su costo.
Así sea más un thriller que una obra de terror, insistimos en que el trasfondo del «coming of age» es más que relevante. Todo el simbolismo y metáfora del padre alcoholico y abusador, no solo es una constante, sino que va apareciendo de vez en cuando, en momentos importantes o con guiños bastante sutiles. Cosa que permite una lectura de ello sin manosearlo demasiado u obligar a experimentarlo por ese lado. Pero para nosotros, desde la violencia doméstica inicial, la correa como arma del padre y también del secuestrador y el mea culpa final, relata que el villano, el «verdadero» villano, siempre estuvo en la casa.
En la otra capa de «El Teléfono Negro», que como toda buena película tiene varios niveles, está el thriller punzante. Con cierta cualidades fincherianas. Todo lo relacionado a los secuestros y al secuestrador es retorcido, perverso y enigmático. Más allá de la máscara, nunca sabemos lo que «The Grabber» desea, lo que lo motiva. Lo cuál permite experimentar la psicopatía del villano en su estado más puro. No tiene explicación. Y cada espectador sacará sus propias conclusiones erradas, pues la locura no tiene necesariamente un fin que la justifique. Acá, Ethan Hawke consigue trasladar esta incógnita con sus gestos y modulaciones que van variando constantemente.
Y luego viene el terror paranormal, sin exagerar ni sobrecoger. A cuenta gota y con un par de «scare jumps» efectivos. Que gana más cuando es experimentado por la hermana del protagonista. Pues si bien él (Mason Thames) está muy bien, ella (Madeleine Mcgraw) está excelente.
Y aunque todo lo que concierne al hermano del secuestrador no nos llega a cerrar del todo, ni ser explorado a la profundidad que hubiéramos deseado, resulta efectivo como un guiño y autorreferencia a sí mismo. Una suerte de caricatura meta. Pues acá tenemos a un personaje de «Siniestro», con algunas modificaciones, siendo interpretado por otro actor que estuvo también en esa película y participando en esta sin, en algún sentido, hacerlo de verdad. Divertido experimento.
«El Telefono Negro» es una de las mejores películas de terror del año. Probablemente la mejor. También es la consolidación de un director que lo intentó hasta conseguirlo. Bien por Derrickson y a la espera de lo próximo que haga.