Empezamos nuestra cuarta jornada del Festival de Cannes con nuestra primera película de “Un Certain Regard”, esta selección paralela a la competencia oficial tiene por objetivo mostrar perspectivas distintas y originales de cineastas no tan conocidos, muchos primerizos, pero que se han ganado un espacio en Cannes y eso es bastante decir… Esta selección también tiene un jurado y premios. Seguimos con un estreno de la selección “Cannes Première” y terminamos con una decepción dentro de la – hasta ahora – floja competencia oficial.
«Plan 75«
Sección: Un Certain Regard
Dirección: Chie Hayakawa
Guión: Chie Hayakawa
País: Japón
Reparto: Chieko Baisho, Hayato Isomura, Taka Takao, Yumi Kawai
Ópera prima de la directora japonesa Chie Hayakama, quien nos presenta – a través de un futuro posible – una sociedad en Japón donde los ancianos son un problema mayor para el bienestar económico de su población, uno que puede ser fácilmente arreglado con un ajuste en los números demográficos. Es tal el odio a los ciudadanos de la tercera edad que, la película inicia con una secuencia donde se ve a un joven asesinando ancianos… para luego suicidarse… Estas acciones extremas nos muestran el nivel de desesperación que está atravesando la sociedad japonesa en la que nos situamos.
El gobierno no es ajeno a lo que está aconteciendo, así que, teniendo en cuenta que en Japón el morir con dignidad es tan importante (después de todo, es el país del Harakiri); lanzan un plan estatal para promover la eutanasia en la población anciana. Esta medida será llamada “Plan 75”, que tiene como lema “Los humanos no pueden decidir sobre su nacimiento, pero sí sobre su muerte”. Este plan es de participación voluntaria y tiene como gancho el ofrecer una suma considerable de dinero para los voluntarios (quienes en su mayoría, tienen pocos recursos).
En “Plan 75” seguimos a Michi, una camarista de 78 años que sigue trabajando junto a sus amigas contemporáneas en lo que parece ser un hotel. Lleva una vida humilde, sin lujos y entendemos que trabaja para vivir. Sus compañeras tienen familias y seres queridos a su alrededor, ella está sola. Por eso se verá en una difícil situación cuando, una de sus colegas se desmaya en el trabajo y su centro laboral decide despedir a toda la generación mayor de camaristas. De un momento a otro, se queda sin trabajo y se entera que, además, el edificio donde alquila un modesto departamento será demolido. Así que sin trabajo y necesitando mudarse, Michi empezará a hacer lo que pueda para sobrevivir. Intenta encontrar algún trabajo de lo que sea, pero ninguna empresa desea contratar a una señora de su edad… Llega a trabajar como asistente de tránsito pero ese trabajo dura poco… Además, nadie quiere alquilar un departamento a una anciana desempleada de 78 años… ella empieza a pensar que, la salida más fácil, sería entrar al “Plan 75”… Y lo hace… Ahí se hará amiga de la joven trabajadora del estado que le ha sido asignada para conversar por teléfono por 15 minutos todos los días (esta práctica es parte del plan y busca que los ancianos no decidan retirarse del programa). Michi desarrollará una linda relación con la joven pero sus planes de acabar con su vida, casi por resignación, siguen en pie.
En paralelo conocemos a dos jóvenes personajes con historias que no llegan a desarrollarse ni cuajar del todo, por un lado conocemos a un reclutador del “Plan 75” quien tiene como objetivo convencer a los ancianos que se inscriban. Este chico se verá en la disyuntiva cuando su tío, a quien no ve hace 20 años, decide enrolarse. Por otro lado, conocemos a una joven filipina que trabaja en un asilo de ancianos y que tiene una hija de 4 años con una enfermedad que requiere de una operación muy costosa. Su hija y su esposo están en Filipinas mientras ella trabaja duramente en Japón. Luego de pasar por el asilo, una amiga de la iglesia le ayuda a encontrar un trabajo mejor remunerado como encargada de deshacerse de los objetos de los ancianos que deciden acabar sus vidas en el “Plan 75”. Estas dos historias paralelas se cruzarán eventualmente pero no llegan a tener el sentido o peso que ameritan sus minutos en la pantalla.
“Plan 75” es una buena ópera prima, llena de honor y sutileza japonesa, que nos muestra la vida de ciertos personajes en un presente distópico que nos permite preguntarnos: ¿seríamos capaces de llegar a dicho punto? Por acá no podríamos decir con certeza que no, y nos inclinamos más a que sí. Pero, sea como sea, esta película nos acerca a la visión de la muerte digna que tiene un país como Japón, en donde no le temen al final de la vida, para muchos, es un trámite burocrático. Si bien no logró convencernos y sentimos que pudo tener un mejor desarrollo de los personajes secundarios; es una buena primera entrega de la cineasta Hayakama, de quien esperamos ver más pronto.
«La Nuit du 12«
Sección: Cannes Premiere
Dirección: Dominik Moll
Guión: Gilles Marchand, Dominik Moll. Libro: Pauline Guéna
País: Francia
Reparto: Bastien Bouillon, Bouli Lanners, Théo Cholbi, Johann Dionnet, Thibaut Evrard, Julien Frison, Paul Jeanson, Mouna Soualem, Pauline Serieys, Lula Cotton-Frapier, Charline Paul, Matthieu Rozé, Baptiste Perais, Jules Porier, Nathanaël Beausivoir, Benjamin Blanchy, Pierre Lottin, Camille Rutherford, David Murgia, Anouk Grinberg, Nicolas Jouhet, Marc Bodnar, Marie Bonifassy, Albane Brun, Emma Mattina, Fabien Ardiri, Véronique Orelle, Julie Hustache, Sonia Bouteiller, Valérie Enquin, Nabila Attmane, Martine Lacomblez, Yvan Forestier, Edith Pancher, Alexandre Ionescu
Empezamos nuestro visionado de la reciente selección Cannes Première con la policiaca “La Nuit du 12” de Dominik Moll. Acá hacemos un paréntesis para contarles que fue la primera vez en el Festival que presenciamos una falla técnica que llevó a que se reinicie la proyección. Vimos los 10 primeros minutos de la película francesa sin subtítulos en inglés (idioma de subtítulos “universal” escogida para todas películas de habla no inglesa), lo cual generó un escándalo en la Sala Debussy que se manifestó en aplausos, silbidos y reclamos. Luego de este malentendido, se anunció que se reiniciarla la proyección con los subtítulos adecuados.
Dicho y hecho, con unos minutos de retraso, empezamos a ver “La Nuit du 12”, una muy grata sorpresa. Con un estilo muy a lo Twin Peaks (la trama, la musicalización, algunos diálogos, etc), así como «Zodiaco» y los relatos Fincherianos. En ella nos adentramos a un pequeño pueblo de Grenoble que será el escenario del asesinato de la joven Clara. Después de haber estado en casa de su mejor amiga celebrando hasta las 3 am, ella regresa caminando a su casa; lamentablemente, nunca llegará. Un enfermo enmascarado la detiene a mitad del camino, la moja con combustible y la prende en fuego.
Este caso necesita más que una investigación de pueblo conducida por las fuerzas locales, así que llaman a la policía de Grenoble, ahora encabezada por el aún joven Yohan, recientemente ascendido. En su grupo de investigación conocemos a distintos colegas cuyos personajes están muy bien desarrollados; Moll hace un gran trabajo permitiendo reconocer la personalidad de cada uno con muy pocos minutos en pantalla y líneas. El grupo policiaco llega a la escena del crimen, a este pequeño pueblo donde todos se conocen y todos se ayudan. Sin embargo, será muy difícil para Yohan y sus compañeros discernir entre los testigos, quienes son todos igualmente sospechoso y de los cuales no se tiene ni una sola prueba concisa. La investigación se prolongará mucho porque no se logra encontrar a un real culpable, de cierta forma, todos lo son.
Y es acá donde la película toma un tono crítico, se podría decir que la reflexión cobra vida con una frase de la mejor amiga de Clara quien dice “Te voy a decir porque mataron a Clara, es porque es mujer”. Dentro del cuartel, nos enfrentamos a comentarios machistas y repudiables de ciertos policías (encargados de encontrar al feminicida), quienes de forma directa o indirecta, otorgan responsabilidad de lo ocurrido a Clara y otras mujeres por su “promiscuidad”. No es novedad para nadie, pero resulta que hay hombres (y lamentablemente mujeres) que opinan que si una mujer tiene distintas parejas sexuales, o se viste de cierta forma: se merece que la violen y hasta que la asesinen. No es así y en “La Nuit du 12” nos lo dicen. A través de la mejor amiga de Clara, de Yohan y de distintos personajes más. El mensaje llega claro.
La película se centra, de igual forma, en la frustración propia de los policías de investigación que no logran resolver algún caso durante su carrera y que se ven atormentados por esto por el resto de sus vidas. «Siempre hay un caso que te atormenta». Yohan encuentra el suyo. De acá una metáfora repetitiva, pero que funciona, viendo al detective ejercitarse en su bicicleta dando siempre las mismas vuelta en una pista. Sin embargo, creemos que el anuncio de «este caso nunca se resolvió» en los créditos iniciales, interrumpen el fluir natural del suspenso, que sumando a un respeto por no pisar el acelerador en momentos críticos, impiden que esta obra no consiga la altura necesaria de otros clásicos del géneros.
«Frère et Soeur»
Sección: Competencia Oficial
Dirección: Arnaud Desplechin
Guión: Arnaud Desplechin, Julie Peyr
País: Francia
Reparto: Marion Cotillard, Melvil Poupaud, Golshifteh Farahani, Patrick Timsit, Benjamin Siksou, Max Baissette de Malglaive, Saverio Maligno, Cosmina Stratan
El año pasado, ya habíamos sufrido un tanto con «Tromperie», la anterior película de Arnaud Desplechin, que se estrenó en Cannes. Ahora, en la competencia oficial, presenta «Frère et Soeur» y el sufrimiento ha sido mayor.
En ella acompañamos a Alice (Marion Cotillard) y Louis, su hermano (Melvil Poupaud), quienes llevan años sin verse ni hablarse. El odio y rechazo es tan grande, que encontrarse se ha tornado imposible. Generando ataques de pánico o desmayos con el hecho de intercambiar miradas. Tanto es así, que ni el reciente accidente de sus padres, donde la madre muere y su esposo queda en un estado crítico, es suficiente para unirlos.
Hay muchos problemas con «Frère et soeur». Demasiados. En resumen, la experiencia se vuelve insoportable, tediosa y risible. Y es porque no se llega a comprender, y menos a sentir, aquello que Desplechin intentó. Ya sea una parodia al melodrama francés o un homenaje a este. El resultado es, por decir lo menos, fallido. Termina siendo un despropósito que devora buenas intenciones y actuaciones. Incluye demasiados elementos, distantes y opuestos que confunden el camino a seguir. El puente que cruzar. Aún así, si este era su cometido, ironizar con los elementos y burlarse de aquellos, y de nosotros, le faltó tino y muñeca.
Luego de dos propuestas en capa caída, podría venirle bien un descanso al director francés. O un descanso de él en el festival. Con tantas otras propuestas de nivel que no encuentran espacio en la competencia oficial y que deben aceptar subirse a otras secciones, resulta curiosa su inclusión. Por ejemplo, este año está Emmanuel Mouret con «Chronique d’une liaison passagère» estrenándola pero no compitiendo. No queda dudas que merecía este lugar. Ninguna.
A continuación toca «Three Thousand Years of Longing» de George Miller (Cannes Premiere), «Triangle of Sadness» de Ruben Ostlund (Competencia Oficial) y «Chronique d’une liaison passagère» de Emmanuel Mouret (Cannes Premiere).