Dirección: Kenneth Branagh
Guión: Kenneth Branagh
País: Reino Unido
Reparto: Jude Hill, Caitriona Balfe, Jamie Dornan, Judi Dench, Ciarán Hinds, Lewis McAskie, Lara McDonnell, Gerard Horan, Turlough Convery, Sid Sagar, Josie Walker, Chris McCurry, Colin Morgan, Freya Yates, Nessa Eriksson, Charlie Barnard, Frankie Hastings, Máiréad Tyers, Caolan McCarthy, Ian Dunnett Jr., Drew Dillon, Michael Maloney, Rachel Feeney, Elly Condron, Samuel Menhinick, James O’Donnell, Leonard Buckley, Estelle Cousins, Scott Gutteridge, Bill Branagh
No sucede siempre. Pero sucede. Muchas veces, en la carrera de los directores ya cuajados, estos apuestan por regresar a las páginas de su infancia. Apostando por la nostalgia y los recuerdos. Hay muchos clásicos que han nacido de este ejercicio. Pero para no extender la lista, tan solo en los últimos tiempos lo hemos visto de la mano de Pedro Almodóvar con “Dolor y Gloria”, el año pasado con “La Mano de Dios” de Paolo Sorrentino, este año con “Licorice Pizza” de Paul Thomas Anderson o hace unos años con la “Roma” de Alfonso Cuarón, película bastante mencionada para la comparativa de esta. Algo extraño. Un tanto preciso. Y bastante inadecuado.
En “Belfast” viajamos a la infancia de Kenneth Branagh. Puntualmente a los finales de la década de los sesenta en la capital de Irlanda del Norte. Donde el ambiente violento, los cambios culturales, políticos y los conflictos religiosos irían creciendo hasta acuñar un nombre inolvidable. El IRA (El Ejército Republicano Irlandés).
Kenneth, salvo cierto preciosismo y una cuidada composición para cada plano, así como cierto énfasis en escenarios teátricos (su alma mater por decirlo de alguna manera), deja la pomposidad y pretensión de lado para enfocarse en algo, quizás, más importante. Tanto para esta historia como para la expresión artística en general: Transmitir.
“Belfast” contagia todo el cariño de los recuerdos del director, la felicidad y tristeza de estos. Utilizándolos para agradecer a su pasado, a sus antepasados y a la ciudad que lo vio crecer y que alimentó su alma y corazón.
En medio y detrás de la violencia que retumba ni bien iniciada la historia, de los dilemas de los padres y sus conflictos económicos, así como la incertidumbre de lo que llaman o llamarán “hogar”, se encuentra el objetivo de este relato. Hallado precisamente en los momentos cotidianos. En las conversaciones familiares. En los robos infantiles. Ahí se encuentra la magia porque ahí está la mirada y el espíritu del niño que cuenta la película. Del infante que fue Branagh y a quien canaliza nuevamente. Logrando para nosotros un círculo perfecto, dado que lo conocimos de niños como el entrañable y popular escritor farsante Gilderoy Lockhart en Harry Potter. Para variar, otro preciso y extraordinario casting.
Vale mencionar también lo notable de los cuatro personajes que rodean al «pequeño Kenneth”. Dos actorazos de la vieja escualo como Judi Dench, con su Oscar clip incluido en un adiós Bergmaniano y el encantador Ciarán Hinds. Ambos interpretando a los abuelos. Mientras que en el pápelo de los padres encontramos a Caitriona Balfe y Jamie Dornan, quienes vuelven a demostrar que el estrellato está tan solo a un par de oportunidades de distancia. Finalmente Jude Hill es otra grandiosa aparición de una nueva promesa para el cine británico. Ojalá.
“Belfast” es un soplo de aire fresco y una mirada ingenua, inocente e infantil de las atrocidades cometidas en ese entonces y lugar. Tan bien (y crudamente) recreadas por Jim Sheridan y Daniel Day Lewis (“In the name of the father”, “The boxer”) o por Steve Mcqueen con “Hunger”.