“Little Fires Everywhere” es uno de los nuevos platos fuertes de Prime Video. Si bien fue estrenada a nivel local por Hulu, el streaming de Amazon hizo el lanzamiento mundial. Esta mini serie, creada por Liz Tegelaar (Once Upon a time), se basa en la exitosa novela homónima de Celeste Ng.
Durante 8 capítulos viajamos al pasado (noventas e incluso antes) y a un acomodado suburbio de Ohio, donde vive Elena Richardson (Reese Whiterspoon), una periodista de un diario local, que tiene una vida familiar bastante ordenada, correcta y tranquila. Hasta que un día llega Mia (Kerry Washington) junto a su hija adolescente, convirtiéndose en inquilinas de Elena. Así empieza una relación compleja y destructiva, que develará varios secretos guardados para bien y para mal.
“Little Fires Everywhere” sigue el típico formato de personajes foráneos que llegan a un lugar inapropiado, sirviendo como pólvora para dinamitar aquellos conflictos, problemas y secretos que se mantienen tapados por correcciones políticas y una idiosincrasia donde las caretas e hipocresías tienen el control. La miniserie arranca con un incendio y retrocedemos para que capítulo tras capítulo la tensión vaya creciendo, los misterios se retuerzan y uno como espectador disfrute y sufra intentando resolverlos. Ahí está su principal atractivo y entretenimiento. Similar a “Big Little Lies”, aunque más coja.
Para conseguirlo, se apoya en un buen duelo entre Reese Whiterspoon y Kerry Washington. Aunque la crítica y premios apuntan a la segunda, nosotros aplaudimos lo hecho por la primera. Reese es una actriz brillante que aún sigue con una estúpida estela negativa de su papel en “Legalmente Rubia” (que en realidad es buenísimo). Acá vuelve a demostrar su enorme talento. Kerry por otro lado, aunque es potente en su dramatismo, está llena de muecas y un histrionismo que nos hace ruido. Menos es más.
Ambas madres se enrumban en una relación tóxica, aplicando una maternidad postiza y adoptiva con las hijas de su enemiga. Una batalla por el poder y la razón que termina degenerando en una tormenta que se lleva todo a su paso. El papel de los hijos, todos jóvenes, se vuelve básico para conseguir el buen resultado. Aunque hay unos mejores que otros, así como personajes mejor y peor desarrollados, todos cumplen y funcionan para que la historia se resuelva y tenga el impacto esperado.
“Little Fires Everywhere” no marcará un antes y un después, ni mucho menos cambiará las reglas del juego, pero sí consigue el entretenimiento necesario para que su consumo sea de un día para otro. Las miniseries tienen ese formato y rol especial, donde permite profundizar y desarrollar más que una película, pero sin quemarse, rellenar o bajar de nivel por la necesidad de estirarse en varias temporadas.