Así como Napoleón fue la película más antigua que vimos en la última edición (aunque se sienta vanguardista y vital), o que Leos Carax presentara su mediometraje “C'est pas moi”, mirando al pasado e invocando a Godard; probablemente la película más moderna en competencia, con el perdón de “The Substance” de Fargeat, fue “L’amor ouf” (clara alusión a L'amour fou) de Gilles Lellouche.
La nueva favorita de muchos en esta edición de Cannes y que, si recibe algún premio (o más de uno), podría significar el inicio de un nuevo capítulo en la carrera del director.
Probablemente nunca se haya visto algo como “The Substance” en Cannes. Quizás nunca se vuelva a ver. Acá empieza el recorrido de este clásico instantáneo
nos remite a un Lanthimos más oscuro, cínico y bizarro. Eso sí, esta comedia negra no es para todos, hay momentos que exigen un sentido del humor que, para algunos, puede ser sinónimo de sadismo o maldad.
Aún falta mucho y varios pesos pesados, pero “Emilia Perez” es la primera que, guste más o menos, se mete a la pelea por algún premio, incluida la Palma de oro.