No pretendo ser guía de las masas, pero no hay que ser un genio para ver que el cine está caro y se me ocurren muchas otras actividades por hacer que seguro te van a dar más satisfacción que ir a ver esta peli. Citando al 2020 “Quédate en casa”.
Tomándome con calma (resignación, diría más) el que no podré ver todas las películas en competencia de esta 73 Berlinale, mucho menos extender mi cobertura a todas sus secciones.
Llego a poco más de la segunda mitad de la 73 Berlinale con el cuerpo muerto pero con la satisfacción de ver las que a mi juicio son las primeras grandes obras proyectadas en el evento, más un par de especiales experiencias.
Llego apabullado a mi cuarto día en la 73 Berlinale y me tocan dos películas consecutivas en el Verti Music Hall. El lugar es un escenario para teatro y conciertos igual de grande, aunque más moderno (en el mal sentido) que el Berlinale Palast. Se imaginarán el tamaño de la pantalla. El asunto me es abrumador. Curiosamente son dos películas sobre hechos de la vida real que siempre estuvieron ahí pero desconocía en sus pormenores.