Tomándome con calma (resignación, diría más) el que no podré ver todas las películas en competencia de esta 73 Berlinale, mucho menos extender mi cobertura a todas sus secciones.
Llego a poco más de la segunda mitad de la 73 Berlinale con el cuerpo muerto pero con la satisfacción de ver las que a mi juicio son las primeras grandes obras proyectadas en el evento, más un par de especiales experiencias.
Llego apabullado a mi cuarto día en la 73 Berlinale y me tocan dos películas consecutivas en el Verti Music Hall. El lugar es un escenario para teatro y conciertos igual de grande, aunque más moderno (en el mal sentido) que el Berlinale Palast. Se imaginarán el tamaño de la pantalla. El asunto me es abrumador. Curiosamente son dos películas sobre hechos de la vida real que siempre estuvieron ahí pero desconocía en sus pormenores.
Me vuelvo a tomar la licencia de remitirme a recuerdos personales para vincularlos a esta película documental de presentación especial en la 73 Berlinale.