«One Night in Miami» es un título que esperábamos desde hace meses. Específicamente desde que fue presentada en el Festival de Toronto del año pasado y que no pudimos ver por cuestiones de horario. Felizmente Primevideo la pescó y se vuelve uno de sus caballos de guerra para la temporada de premios. Desde acá consideramos que podría tener más de una nominación justa y competitiva.
“One Night in Miami” es el primer largometraje de Regina King, quien tiene una larga carrera como actriz, destacando últimamente en series como “Watchmen” y “The Leftovers”. La película se basa en una obra de teatro homónima, también escrita por el guionista Kemp Powers. En ella presenciamos un encuentro entre el activista Malcolm X, el cantante Sam Cooke, el futbolista americano (y actor) Jim Brown y el boxeador Cassius Clay (Muhammad Ali), luego de que este último consiguiera el campeonato mundial. En esta junta intercambian ideas, proponen acciones, debaten y discuten sobre el rol que deben tener en la “batalla” a favor de los derechos afroamericanos.
Si bien es cierto que se puede respirar el origen teatral de este producto, por la puesta en escena, los pocos escenarios y la dinámica del conjunto, Regina King sabe trasladarlo al formato cinematográfico y sacarle el máximo provecho. Más allá de la presentación de los protagonistas, el uso del techo, el recuerdo de un concierto, o una llamada desde un teléfono público, escapando por un momento del escenario principal, el ritmo adecuado de estos extensos e interesantes diálogos propios de la conversación se consigue a través de las coreografías, composición, dinámica de los personajes y excelentes actuaciones de estos.
“One Night in Miami” es una película coral y por lo tanto es complicado resaltar o escoger a uno o dos por encima de la totalidad del grupo. El casting es perfecto. Eli Goree trae consigo toda la energía, presencia y jovialidad de un Cassius convertido en el rey del mundo y previo a su transición hacia el islam y cambio de nombre. Su mirada inmadura, representa al del joven que, con duda y nervios, entiende que sus puños son necesario para el movimiento. Aldis Hodge es Jim Brown, el mejor futbolista americano del momento, cuyo récord parece irrompible. Potente como Clay, pero con más mochila sobre la espalda, sirve de pivote entre las ideas más marcadas y opuestas del equipo. Sus miradas y palabras sirven para poner en jaque y obligar a que las puertas se abran y los puentes se tiendan. Leslie Odom jr, extraordinario cantante, personifica el talento y chispa de Sam Cooke, quien batalla desde la frontera enemiga. Creando una constante tensión con Kingsley Ben-Adir, un Malcolm X que no hace extrañar al que nos regaló Denzel Washington hace varios años atrás. Malcolm, distante de sus otros tres compañeros y casi foráneo a ellos, tiene una obligación religiosa y un propósito que, aunque tenga formas no compartidas por lo demás, encuentra en su motivo superior el vínculo que los une a todos.
Es así como nos ganamos con un grueso de discusiones, con conflicto incluido, recuerdos sórdidos y momentos impactantes como aquel donde Jim Brown es “impedido” a entrar a una casa, el concierto truncado de Sam o la muy bien conseguida pelea de Clay por el título. Incluyendo el epílogo con instantes emocionantes, que sirven para concluir este encuentro ficticio, deseado, pero necesario tanto en su momento como en el ahora. Cuatro voces y miradas que al final siempre se encontrarán, apoyarán y servirán de impulso para la comunidad afroamericana que lucha día a día por justicia y libertad.