Dirección: Ridley Scott
Guión: David Scarpa. Personajes: David Franzoni
País: EEUU
Reparto: Paul Mescal, Pedro Pascal, Joseph Quinn, Fred Hechinger, Lior Raz, Derek Jacobi, Connie Nielsen, Denzel Washington.
Ridley Scott arrancó el siglo XXI con «Gladiador», un soberano golpe sobre la mesa, limpiando su honor (intachable de todas maneras) luego de una seguidilla de títulos que fracasaron tanto en taquilla como en crítica. Práctica que podría considerarse un tanto común en su filmografía. En la década de los 90´s empezó triunfante con «Thelma y Louise» y fue derrumbándose año tras año. Igual que en los 80´s, donde luego de «Blade Runner», trastabillaría más de una vez. En parte también por su encomiable físico y capacidad de estrenar películas continuamente. Labor que solo un puñado de grandes directores puede llevar a cabo.
Sea como fuere, con la épica romana volvería a tocar las estrellas e irrumpir en la temporada de premios, siendo alzada por la Academia, aplaudida por la crítica y amada por los espectadores. De los cuales muchos se volvieron fanáticos empedernidos, convirtiéndola inmediatamente en una obra de culto de frases icónicas y momentos que hasta el día de hoy causan tendencia en las redes sociales más contemporáneas.
Por ende, su secuela siempre estuvo al caer. Por más que Ridley no sea de manosear sus propios universos como director, sino de permitir que otro tome la posta, con excepciones, claro está. Esta fue una de ellas. Y qué bueno que haya sido así, porque con su mano detrás consigue cierta homogeneidad y congruencia necesaria para que no se sienta como una secuela innecesaria. Cuestión que ya es mucho decir en estos tiempos de sagas infladas hasta reventar.
En «Gladiador 2» brincamos unos 16 años hacia delante, luego de la muerte de Máximo. Acompañando esta vez a un adulto Lucio (Paul Mescal), quien tuvo que huir para salvaguardar su vida. Con su vuelta a la capital y al coliseo, esta vez como gladiador, intentará devolver la gloria a un imperio en decadencia.
«Gladiador 2» es una secuela decente. Que además, como dijimos líneas atrás, tiene todo el sentido de existir más allá del éxito de taquilla que le espera. La historia es suficientemente sólida, valiosa y distinta a su predecesora para atraer a nuevos espectadores y convencer a los fanáticos más obstinados. Tiene altibajos y decisiones o personajes que hacen ruido, pero en ningún momento se siente como una obra prescindible. Se nota que Ridley Scott y compañía han intentando, con esmero, sacar el proyecto adelante e impregnarle alma. Sin embargo, era muy difícil llegar a la altura de la original. Porque aunque esta es más grande, es también menos imponente. Aunque es menos sencilla, es también más desordenada y escueta. Y además porque aunque «Gladiador» sigue estando vigente, es también una película bastante aferrada a otros tiempos, donde lo masculino o «machirulo» estaba menos sopesado y deconstruido.
Es así, al menos en cierta medida, que se pueden observar decisiones en la historia, forma, tono y casting, por ejemplo, que intentan escapar de su antecesora y caminar nuevas rutas pero que también se alejan, a veces demasiado, de aquel espíritu rústico y cuasi mítico que Máximo resplandecía y que en su sencillez y unidimensionalidad, elevaba el contenido. Una tragedia griega (o romana) donde la venganza era la gasolina y donde la épica, exacerbada y casi huachafa, funcionaba a la perfección. Sin medias tintas. Acá hay más colores y en ese abanico, algunos palidecen.
La motivación de Lucio, su historia de «origen» y riesgo al que se enfrenta, tanto externo como interno, es bastante más tibio que el de Máximo. Es difícil creerle el liderazgo que ejerce y que gana gratuitamente, casi solo por ser el protagonista de la historia. Y siendo este el pilar y columna de la película, todo lo que crece y se forma alrededor genera frutas más o menos comestibles según la ruta trazada. La que incluye a Denzel Washington es la más sabrosa, ya que el actor se roba el show. Aquella que transita Lucilla (Connie Nielsen) palidece en contraposición. Mientras que la que caminan los emperadores gemelos es de una caricaturización que hace extrañar en demasía al Cómodo de Joaquin Phoenix.
En cuanto a la acción, diseño de producción o efectos especiales, está a la altura de la grandilocuencia clásica de Scott. Hay secuencias trepidantes, momentos sangrientos, violencia constante y varios instantes de pura lucidez y creatividad. Ridley siempre tiene un As bajo la manga y un imaginario apabullante e incuestionable.
«Gladiador 2» es lo que uno podría y quisiera esperar (incluso más) de la secuela del clásico original. Pues aún puede sorprender y convocar a un nuevo séquito, incluyendo a algunos que no se dejaron convencer a inicios del siglo. Lo que sí creeríamos que está confirmado, opiniones aparte, es que más allá de tendencias romanas de las redes sociales, será un taquillazo a diestra y siniestra. Bienvenido sea.