«Cha Cha Real Smooth»
Cada edición de Sundance o de cualquier festival, incluso cada año, hay una película que suele ser la favorita de muchos. Incluso alinear a la crítica especializada con el espectador “común”. “Cha Cha Real Smooth” parece ser aquel espécimen de este 2022.
En “Cha Cha Real Smooth” seguimos a Andrew (Cooper Raiff), un joven de 22 años quien anda algo perdido en la vida. Empieza a trabajar como animador de bar mitzvahs, donde conoce a Domino, quien se convierte en el rumbo que desea tomar.
Quizás sea cuestión del “coming of age”, un género que suele abrazar y convencer a todas las partes. Porque todos nos podemos identificar con las disyuntivas y dilemas que los protagonistas tienen. Que son, inevitablemente, parte de vivir, crecer y madurar. Si bien este género suele corresponder a edades más prematuras, como el paso a la pubertad o de esta a la adolescencia, la medida poco a poco se va extendiendo a décadas siguientes. Cada vez es más común verlo en personas de veinte años, como en este caso, o incluso los treintas, como en la fantástica “The Worst Person in the World”. Es que las crisis existenciales propuestas por la inmadurez no tienen reloj biológico.
Cooper Raiff ha escrito una bellísima, gentil y amable experiencia que sirve casi como un regalo al espectador. La personalidad y comportamiento del protagonista, aunque algo errático y cuestionable, es tan puro de corazón que nos tiene en la palma de su mano. Desde ahí, tomados, nos ayuda a razonar desde un lugar auténtico. Evitando explayarse en temas polémicos actuales o funcionar como suerte de catalizador moral, Raiff apunta hacia lo realista y común, siempre desde la mirada ingenua del bonachón. Lo que permite llevarnos a sentir cosas o decantar por otras sin aleccionarnos. Dejando además momentos preciosos como el agradecimiento a su madre o la escena final con su hermano menor.
Para terminar, la actuación de Dakota Johnson, hipnótica y frágil es excelente. La actriz ya alzó vuelo y nadie la parará.
«Resurrection»
Esta edición de Sundance ha coincidido en thrillers psicológico/paranormales donde las protagonistas se lucen y muestra su enorme capacidad actoral. El caso de Rebecca Hall en “Resurrection» es uno de los mejores ejemplos.
En “Resurrection” seguimos a Margaret, una exitosa ejecutiva y madre soltera, quien tiene su vida plenamente controlada y tranquila. Esto hasta que aparece un extraño hombre a quien reconoce en una conferencia y quien detona una suerte de recuerdos imborrables.
Andrew Semans, el director, impregna el thriller desde el primer minuto de la película. La incomodidad y sensación de peligro inminente y derrumbe suceden desde el inicio a través del diseño de lo narrado, la puesta en escena y la música. Esta caída trepidante funciona bastante bien y se sostiene en una excelente actuación de Rebeca Hall. La actriz, que el año pasado presentó su bella ópera prima en el mismo festival, ha vuelto para realizar, posiblemente, la mejor actuación de su carrera. Sin embargo, Semans se apoya demasiado en su papel y al llegar al tercio final y desenlace, el cambio de registro en la narración no tiene el impacto suficiente. La alteración de nota queda remarcada y excesiva. Poco coherente.
Sin conseguir lo realizado en “El Sacrifico del Ciervo Sagrado” o “Enemy”, por mencionar algunos títulos cercanos, “Resurrection” no deja de ser un thriller interesante con una más que destacada actuación de Rebecca Hall y una diabólica presencia Tim Roth acompañándola por instantes.
«Brian and Charles»
Luego de que el cortometraje con el mismo nombre fuese premiado en Cannes, Jim Archer decidió extenderlo y convertirlo en su ópera prima. Buena decisión.
“Brain and Charles” trata sobre Brian, un solitario y excéntrico inventor que vive en un pueblo de Gales. Ahí, un día cualquiera, decide construír un robot llamado Charles para que le haga compañía y lo ayude con sus quehaceres.
“Brain and Charles” es una pequeña y conmovedora comedia británica, en formato “mokumentary” (falso documental), que respira el clásico y genial humor de ese lado del mundo. Rídiculo, ácido y burlón. Burla hacia uno mismo, con estilo y tino. Pare ello, pocos actores son más indicado para el papel que David Earl, formidable comediante que podemos ver, sobre todo, junto a Ricky Gervais (After Life, Derek). Su clásico personaje de “perdedor” de buen corazón e inadaptado social es perfecto para encarar esta suerte de “Frankenstein” de los loosers.
Aunque se siente algo alargada y sobre extendida, Jim Archer evita pretensiones para hacernos disfrutar con la dinámica entre la pareja protagónica, los diálogos y conflictos entre ellos, sobre todo en la errática e hilarante comunicación. Agregando algo de corazón y mensaje entre líneas sobre la importancia de la compañía y el dejar ir.
Sin llegar a impactar emocionalmente o buscar subir la vara en los momentos indicados, “Brain and Charles” es un pequeño relato que sirve como isla de descanso entre títulos potentes y dramáticos.
Hoy toca ver «God´s Country», «Girl Picture» y «Am I Ok».