«Fire of Love»
Pareciera que Sundance siempre da en la tecla con los festivales. Así como en la edición pasada “Flee”, “Taming the Garden” y “Summer of Soul” fueron tres extraordinarias sorpresas, al podio seguro, “Fire of Love” es el primer espécimen del género que nos cautiva de la actual programación.
En “Fire of Love” seguimos a Katia y Maurice Krafft, esposos y vulcanólogos estrella del siglo pasado. Quienes seducidos por el inconmensurable poder y belleza de los volcanes, pasaron su vida, hasta el último día juntos, visitando, estudiando y adentrándose en ellos.
Hay mucho que devela el documental de Sara Dosa, desde el legado que esta pareja nos dejó. Todo ello se muestra y revive a través del material de archivo de calidad impecable. Parte del trabajo de esta pareja fue filmar los recorridos y hacer un trabajo documental para dar a conocer sobre su investigación, pagar las cuentas y poder seguir viajando. Ese material exquisito, es el que permite vivir junto a ellos estas increíbles expediciones a las bocas de estos monstruos de fuego, brutales y magnéticos. Las imágenes no solo vibran por la estética de las montañas de lava, las cataratas infernales o los lagos de ácido, sino por el ojo cinematográfico con el que se encara todo. Planos, tomas, encuadres que fascinarían al director más calificado.
Pero aparte del legado audiovisual, que ya de por sí encanta, está el lado humano que hace trascender este material hacia algo mayor. Katia y Maurice se amaban, estaban hechos a la medida. Una sola alma. Este amor, comunión y comprensión genera una naturalidad que permite que lo que vemos fluya y nos abrace. No es necesario agregar algo pomposo o exagerado, más que una narración que ata ciertos cabos. Ellos son las super estrellas y los volcanes el escenario. Encima, son de una peculiaridad y excentricidad tan grande que Wes Anderson se vería totalmente inspirado para una próxima ficción.
Finalmente este legado, que ellos lo saben y del que son parte va transformándose mientras pasan los años. La motivación permanece intacta pero las implicancias de esta varían. ¿A quiénes llegan? ¿Por y para quiénes lo hacen? Y teniendo la erupción de Tonga tan fresca. El remezón llega más fuerte.
«Con Fire of Love» te deslumbras, aprendes y lloras. Por la majestuosidad de la tierra y del ser humano. ¿Qué significa ser enorme, importante y trascendente en esta tierra? Aplica para los volcanes y para las personas.
«Master»
Esta ópera prima de Mariama Diallo llegaba a Sundance como una de las propuestas más interesantes del terror. Aunque cumple con ciertas expectativas y tiene – no pocos – puntos altos, no llegó a sorprendernos ni contarnos algo completamente nuevo.
En ella seguimos a Gail Bishop, quien recientemente ha sido nombrada como decana de una prestigiosa universidad en EEUU. En paralelo, Jasmine, una nueva estudiante, es ubicada en un cuarto donde décadas atrás aconteció una tragedia.
Ambas protagonistas comparten el ser afroamericanas, tal como Mariama Diallo y es a través de ellas, del horror, lo sobrenatural y ;sobre todo, de lo más cotidiano y tangible, que se muestra el terrible racismo en Estados Unidos. Enquistado, internalizado e institucionalizado. De diversas maneras, en diferentes formas y cúpulas, pero siempre ahí. Vigente. Casi eterno.
Aunque hay puntos altos, ya sea en la actuación de Regina Hall y sobre todo en la secuencia final de la película, donde lo paranormal se vuelve corpóreo, lo antiguo aterriza en el presente y la metáfora se resume con mucha calidad en un plano final que cierra junto a los créditos, hay algo de irregular en su trámite. Esto porque la puesta en escena del horror, sobre todo, se siente algo teatral, aunque ganando fuerza en su edición. También porque la crítica queda un tanto subrayada y resaltada. Cuando funciona incomoda. Cuando se excede pierde un tanto el norte.
Lo que es innegable, es que miradas como las de Mariama Diallo, Jordan Peele (Get Out y Us) o Remi Weekes (His House), van creando un constante, valiente y necesario subgénero. Donde la realidad ,lamentablemente, continúa superando a la ficción.
FRESH
Así, con mayúsculas, fue la película con la que cerramos la noche, casi como preámbulo pesadillezco e insómnico. Es muy recomendable, por no decir indispensable, saber poco o nada sobre su premisa o giros. Ni leer la sinopsis del festival. Así la sorpresa, y vaya que la hay, te la llevas durante su recorrido.
Dejando todo spoiler de lado, trata sobre Noa, una joven que ya se cansó de sufrir con las primeras citas amorosas a las que llegaba a través de aplicaciones del celular. En su pérdida de esperanza conoce a Steve en una tienda de abarrotes. Rápidamente se enamoran y deciden pasar un fin de semana fuera de la ciudad. Nada más.
Así como Mariama Diallo en “Master”, la directora, Mimi Cave, entiende los pormenores de ser mujer en un mundo donde el machismo y los múltiples peligros de este llegan a límites insospechados. Poca es la diferencia entre caminar sola a oscuras en un callejón y ver la sombra de un desconocido acercarse, como enfrentarse cara a cara con un psicópata. El miedo es el mismo y el peligro uno solo.
El exceso del tercio final, o sobre todo a partir de los créditos iniciales que aparecen a los varios minutos de empezada y como marca del giro, puede incomodar a muchos y restar cierto efecto en su mensaje final. Quizás eso también habla de un machismo cinéfilo donde Tarantinos son aplaudidos al quemar con un lanzallamas a una hippie diabólica pero rechazados cuando es una directora quien lo lleva a cabo. Pregunta abierta.
Grata sorpresa, con una exuberante banda sonora (Le jardín – La Femme) y buenas actuaciones de Daisy Edgar-Jones, Jojo T. Gibbs y Sebastian Stan.
Hoy toca ver «Living», «Sharp Stick» y «Happening».