Nueva mini serie de terror de Mike Flanagan, su tercera en Netflix. Con la que corona la “Trilogía Flanagense”. El creador y director de “La Maldición de Hill House” y “La Maldición de Bly Manor” vuelve con un relato religioso que podría ser su mejor entrega hasta la fecha.
En solo 7 episodios, nos situamos en una pequeña comunidad de poco más de cien personas que viven en una isla remota. Todo cambia cuando un joven sacerdote llega para reemplazar al añejo monseñor.
Eso es todo lo que hay que saber para encarar y adentrarnos en la nueva propuesta de Flanagan, una de las mejores mentes que trabajan el terror en la actualidad. Ahí, a la par de Asters, Eggers o Peeles, se encuentra este joven (43 años) director norteamericano quien ha encontrado una voz y estilo definido. “Midnight Mass” tiene todos los elementos reconocibles en él. El terror viene de adentro, no es obvio ni protagonista por sí mismo. Los “scare jumps” no son su máxima expresión sino tan solo detalles o extensiones de su verdadera forma. Una que viene y se impulsa a través de los traumas, miedos y comportamientos de una humanidad corrupta y en desequilibrio.
Flanagan siempre escoge personajes rotos y heridos, quizás como muchos, sino todos, utilizando sus problemas y falencias para poder crear una historia, narrarla a través de ellos y construir un arco que se vaya alimentando de aquellos elementos positivos que tienen, escondidos o atrapados y que terminan saliendo a flote. En algunos casos sucede todo lo contrario.
En “Midnight Mass”, Flanagan hace una reelectura o reeinterpretación de la biblia. Apoyándose en fragmentos, decide replantear la imagen del ángel y convertirla en un monstruo icónico del género. Aunque nunca lo menciona y ahí está lo más interesante. Todos sabemos qué estamos viendo y cuál es este personaje clásico que va saliendo de las sombras, pero a la vez no tiene porqué serlo. Los que ganan y conquistan imponen su relato, pero nunca sabemos si son los buenos o malos de la “película”. Por lo tanto, un libro como la Biblia puede leerse desde el otro lado, permitiendo una versión oscura y terrorífica de sus héroes y seres.
Si no fuera suficiente con la bilbia, tenemos al clásico personaje perturbado y villanezco en Beverly. Interpretada por una genial Samantha Sloyan que nos puso los pelos de punta y desagradó desde su primer instante. Uno de los arquetipos, y siempre los hay en el universo de Flanagan, más interesantes y repulsivos de “Midnight Mass”. Ella permita personificar y tangibilizar todo aquello que puede tener una lectura negativa (en múltiples planos) del escrito sagrado católico. Así como de cualquier secta religiosa.
“Midnight Mass” se va consumiendo lentamente y sosteniéndose en diálogos duraderos y poderosos. Estas conversaciones largas y profundas, típicas del director, cobran aún más sentido en este espacio. Donde la religión, confesiones, adicciones y una localidad reducida y desconectada son ideales y propicias para ello. Cerrando con broche de oro con el monólogo de Erin Greene (Kate Siegel), musa de Flanagan. Un viaje intergaláctico hacia dentro y fuera.
Grandioso Flanagan, para variar. Quien ya tiene próxima serie: “The Midnight Club” (Netflix), basada en las novelas de Christopher Pike. Tetralogía y que se convierta en más.