Dirección: Sean Baker
Guión: Sean Baker
País: EEUU
Reparto: Mikey Madison · Yuriy Borisov · Ivy Wolk · Lindsey Normington · Mark Eydelshteyn · Karren Karagulian
Hace un buen tiempo que Sean Baker (“Tangerine”, “Red Rocket”, “Starlet”) viene demostrando su valor artístico, su inspiradísma voz y su ya consolidado lugar como uno de los mejores directores estadounidenses de su generación. Sin embargo, más allá de “The Florida Project”, en buena medida por tener a Willem Dafoe en el reparto, sus demás películas no han recibido la atención que merecen y se quedan en la mira de un público reducido. Ojalá esto cambie a partir “Anora”, la nueva favorita de muchos en esta edición de Cannes y que, si recibe algún premio (o más de uno), podría significar el inicio de un nuevo capítulo en la carrera del director. Uno en el que pueda ser disfrutado por un mayor número de espectadores.
En “Anora” seguimos a “Ani” – diminutivo del nombre del título – una trabajadora sexual quien una noche conoce a un jóven, hijo de un oligarca ruso, que se obsesiona con ella. Así empieza una explosiva relación que escalará en pocos días y que podría significar para Ani la única oportunidad de escapar de su triste realidad.
Probablemente “Anora” sea la película más accesible y mainstream de Sean Baker, dejando de lado cualquier murmullo de connotación negativa en esto. En ella sigue indagando y explorando el mundo de los perdedores e inadaptados sociales, de aquellos que son víctimas del sistema y de la falta de privilegios, pero agregando como uno de los protagonistas a un joven nacido en cuna de oro. Haciendo un contraste explícito y una vuelta de tuerca al sueño americano. Que en esta ocasión se alcanza gracias a tesoros foráneos.
Con «Anora» Sean Baker readapta el cuento de La Cenicienta y moderniza relatos como el de “Mujer Bonita”, haciéndolos suyos e instalándolos en su propio universo cinematográfico. Se pueden ver salpicones del cine de los Coen y sobre todo de los Safdie (como para dar una idea), tanto en el ritmo frenético y tenso como en las cuotas de comedia en varias situaciones, así como la ridiculización de personajes que suelen tener estereotipos villanezcos e insensibles. Pero el corazón de la película palpita como el del director, con ese estilo propio acuñando con los años y que late a través de los dilemas y la peculiar mirada de su protagonista.
Protagónico que debería significar el salto al estrellato de Mikey Madison, quien además se mete de lleno a la carrera por la Palma a Mejor Actuación. La actriz, a quien conocimos en la excelente serie “Better Things” (corran a verla), logra un papel genial, lleno de matices y con una enorme fuerza que arrastra y mueve alrededor suyo a todos los personajes. Durante toda la película, Mikey permite reconocer a través de miradas y gestos, esa fragilidad escondida detrás de un escudo implantado a punto de resquebrajarse. Y si bien todo el elenco está excelente, sobresaliendo Mark Eydelshteyn (Ivan) como el hiperactivo joven inmaduro, el rol especial lo tiene Yuri Aleksándrovich Borísov (Igor), a quien recordamos por la entrañable «Compartimento N.6». Además, es como si el personaje de aquella película, inspirado por su compañera de tren y habiendo madurado, hubiera viajado a EEUU aterrizando inmediatamente en esta situación. Una ilusión o mentira que nos inventamos pero que el cine y más aún Cannes, permite.
«Anora» será, faltando pocos días y tan solo un puñado de películas, una de las mejores de esta edición y favorita para hacerse con algún premio. Por acá lo celebramos con el ánimo, galardones aparte, de que tenga el ruido suficiente para convertirse en una de las películas más conversadas del año. Sean Baker lo merece. El cine lo necesita.