“False Positive”
Ya se ha vuelto costumbre que cada año la productora A24 sorprenda con algún título de suspenso o terror. Esta seguidilla ha dado ejemplares como “Green Room”, “The Witch”, “It Comes at Night”, “Hereditary”, “The Lighthouse” y “Midsommar». Palabras mayores. Películas que además evitan caer en las muletillas y repeticiones del género. Optando, normalmente, por el horror psicológico.
Tal es el caso de “False Positive”, que además se estrenará como original de Hulu. En ella seguimos a Lucy y Adrian, una pareja que lleva un tiempo intentando tener un hijo sin éxito. Por ello recurren al doctor Hindle, quien los somete a una inseminación artificial. Al poco tiempo Lucy empezará a notar que hay algo que no anda nada bien.
Y como se lee en la premisa, si de algo “peca” John Lee, director de “False Positive”, es en las constantes y obvias referencias y homenajes a Polanski, Lynch y Lanthimos. Sobre todo a “El Bebé de Rose Mary”. Similitudes que están muy bien, y en su sitio, pero por las que puede perder personalidad y estilo propio.
Sin embargo, hay que recalcar que sí tiene lo suyo, y no solo se deslinda de las referencias mencionadas, en el destino al que apunta y su conclusión, sino que en el mismo proceso. Como es sabido, algunos de los mejores momentos en las películas de suspenso y terror suceden cuando la amenaza está latente o cuando suceden pequeñas e importantes cosas en segundo plano. John Lee utiliza la oscuridad, los reflejos de espejos, las miradas y comportamientos para expresarlo y conseguirlo. Gran y cuidadoso diseño de producción.
Seguramente “False Positive” no quedará como uno de los títulos cumbre de A24, pero no deja de ser un buen ejercicio de género, con colores propios y un clásico y perturbador final que dejará a muchos boquiabiertos.
“Brighton 4th”
Tribeca ha estrenado otra gran película de Georgia. Este año ya hemos puesto en nuestra momentánea lista de favoritas dos títulos de aquel país (“What Do We See When We Look at the Sky?” Y “Taming the Garden”). Además, “Brighton 4th” ha ganado 3 premios en el festival, “Mejor Película”, “Mejor Guion” y Mejor Actor Principal”, los tres en la competencia internacional.
En ella seguimos a Kakhi, un ex luchador y campeón olímpico de Georgia, quien viaja a EEUU para ayudar a su hijo con una deuda. Kakhi es interpretado por Levan Tediashvili, quien en la vida real es ese ex luchador y campeón. De hecho, utilizan algunas imágenes en la misma película donde lo vemos, años atrás, en acción.
Si bien posee una trama emotiva y que sigue un proceso convencional – de hecho fue una muy buena decisión verla en el día del padre – lo fascinante está en lo que sucede alrededor y la forma de ponerlo sobre el lienzo digital. Si algo se repite en el cine georgiano, es una especie de poesía y estética única en su especie, donde la austeridad pierde su connotación negativa y es utilizada como forma de sabiduría, control y propósito. A través de ella se retrata esta comunidad georgiana que habita en la costa de Brighton, entre músicos, tragos y camadería. Donde existe un respeto y formalidad más común del oriente que por estos lares. Esta austeridad poética también está representada en las composiciones visuales y en aquellos que protagonizan, constantemente, cada encuadre.
Es además en este tono, donde la actuación de Levan Tediashvili destaca por la naturalidad que exige la historia. El actor mimetiza al personaje consigo mismo, sucediendo como una especie de extension a su propia historia y documento de su vejez. Un final potentísimo, con un hermoso canto de Kakhi Kavsadze, quien además es conmomerado en los créditos finales.
“Ascension»
Premiada a “Mejor Documental” y “Mejor Director Documental”, la película dirigida por Jessica Kingdon juega en la liga de aquellos documentos realizados por Godfrey Reggio (“Koyaanisqatsi”, “Powaqqatsi” y “Naqoyqati”) y Ron Fricke (“Chronos”, “Baraka” y “Samsara”).
“Ascension”, como los títulos mencionados anteriormente, juega a ser un espectáculo audiovisual con todas sus letras. En esta exploración del “Sueño chino” y el vórtice mega capitalista, viajamos por un sinnúmero de situaciones, espacios y encuentros, casi siempre frenéticos y deslumbrantes. El mundo natural es dejado de lado para mostrarnos la naturaleza humana en la jungla de concreto. Ya sea produciendo en una fábrica, ofreciendo trabajo o divirtiéndose en un parque acuático. Siempre en una escala visual potente, magnánima y acompañada por una banda sonora (Dan Deacon) cuyo fin es expandir y potenciar la sensación.
Pero aunque esa consecución de imágenes hipnóticas y dinámicas son de alta calidad, quizás es donde “Ascension” se separa de sus “hermanas”, que se encuentran las mejores secuencias, escenas y fragmentos. Son estos además los más serenos y aquellos donde los individuos son los protagonistas. Eso sí, siempre en situaciones de alta competitividad dentro de un sistema y sociedad que nunca deja de impactar. Acompañamos a personas dentro de talleres donde deben aprender a sonreír de forma correcta, ser mayordomos ideales o “influencers” de moda.
El “sueño chino” a fin de cuentas se apoya en una constante comparación al mundo occidental, sobre todo EEUU. Y aunque los chinos pueden llegar a tener más poder adquisitivo y quintuplicar a la población gringa, consumen mucho menos. El plan es superarlos y con creces. Si la imagen actual nos deja boquiabiertos ni qué decir cuando eso suceda, ¿cómo será el documental?… Quizás una trilogía.
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