«Roost”
Dirección: Amy Redford
Guión: Scott Organ. Obra: Scott Organ
País: EEUU
Reparto: Summer Phoenix, Grace Van Dien, Kyle Gallner, Jesse Garcia, Reina Hardesty,Sierra Rose, Indiana Affleck, Gabriel Monroe Eckert, Paul Tew, Chase Voelker
La segunda película de Amy Redford, hija del virtuoso cineasta Robert Redford, muestra a una directora precoz e inmadura, quien aún no encuentra su voz propia y que en esta ocasión, falla estrepitosamente en contar un relato interesante y sobretodo, veraz.
En «Roost» seguimos a una adolescente (Grace Van Dien) quien empieza una relación online con un desconocido. Cuando el extraño de veintiocho años se presenta en su hogar, el conflicto estalla entre ella y su madre, descubriendo secretos ocultos.
«Roost» es un doloroso paso en falso. Nada en ella resulta rescatable. Si bien hay una intención real en contar un thriller que impacte y cuyos giros sorprendan, consigue lo contrario. Las actuaciones son acartonadas, la dirección en piloto automático y lo peor, un guion jalado de los pelos. La suma de los ingredientes nos tuvo en el asiento riéndonos en momentos dramáticos, girando los ojos constantemente y comentando cada situación falsa e incómoda.
Directa a nuestro top de la vergüenza.
«Walk Up»
Dirección: Hong Sang-soo
Guión: Hong Sang-soo
País: Corea del Sur
Reparto: Kwon Hae-hyo, Lee Hye-young, Song Seon-mi, Cho Yun-hee, Park Mi-so,Shin Seok-ho
No descubrimos nada diciendo que el cine coreano ha alcanzado un nivel superlativo. Más allá del recientemente fallecido Kim Ki-duk y otros nombre importantes contemporáneos a él, estos últimos años han conquistado el mundo occidental con Park Chan-Wook (Oldboy) y Bong Joon-Ho (Parasite). Pero hay otro nombre, reservado a esferas más elitistas y que surge como el favorito de críticos y festivales: Hong Sang-soo.
En «Walk Up» acompañamos, nuevamente, a un alter ego de Hong Sang-soo. Un reconocido director de mediana edad quien mientras intenta conseguir el dinero suficiente para hacer su próxima película, lleva a su hija a un edificio que es propiedad de una diseñadora de modas, para que esta la reciba como aprendiz. Ahí, subiendo y bajando de pisos, lo acompañaremos en bucle.
Un chiste recurrente es que Hong Sang-soo nos engaña haciendo siempre la misma película. Tomadura de pelo que le han atribuido a muchos directores con un estilo propio. De hecho, comparte ciertos registros con un favorito de la casa: Terrence Malick. La broma infundada y también el gusto por dirigir sin guion y buscar la improvisación de los actores, encontrando ahí la emoción que siempre buscan. Fuera de eso, se aleja por completo del director estadounidense. «Walk Up», quizás más que cualquier otra película de su larga filmografía, resume mejor su cine, su meta cine y el tema central en sus películas: el cine.
Más allá de sus virtudes, tan revisadas, disfrutadas y aplaudidas con cada estreno, así como sus temas recurrentes como el amor, las metáforas, el refugio y disyuntivas de sus personajes, en «Walk Up», como también sucedía en la magnífica «No Bears» de Panahi, Hong Sang-soo plantea un ejercicio de sí mismo y para sí mismo. Con la crítica necesaria y constructiva sobre la vida, su vida. Aquellos problemas y dilemas en los que transita actualmente (o siempre) y que emergen y se sumergen de y en la pantalla grande.
Y si bien todo esto suena a una sobre análisis de su obra, que finalmente solo trata de lo cotidiano y que recuerda al enrome texto que acompaña las (no) obras de arte contemporáneo cuya lectura es necesaria para entender algo o todo, hay que ver su cine para captar esto sin ninguna necesidad de descomponerlo luego. Todo está ahí. Todo se resume en «Walk Up». En su bucle final.
Ah, y otra vez Kwon Hae-hyo y Lee Hye-young están magistrales.
Dirección: Rebecca Zlotowski
Guión: Rebecca Zlotowski
País: Francia
Reparto: Virginie Efira, Roschdy Zem, Antonia Buresi, Yamée Couture, Victor Lefebvre,Chiara Mastroianni, Mireille Perrier, Sébastien Pouderoux, Henri-Noël Tabary,Frederick Wiseman
«Les enfants des autres»
Mucho se dice del 2022 como el gran año del cine español. Suscribimos y aplaudimos. De hecho lo hemos mencionado no pocas veces, incluido durante nuestra estancia en Toronto donde «Mantícora» es la última gran suma a esa lista. Sin embargo, hay que hablar tambien del gran año del cine francés. ¿O es que acaso todos los años son suyos?
En La Berlinale quedamos profundamente enamorados de «Les passagers de la nuit», en Cannes de «Chronique d’une liaison passagère» y ahora en Toronto, mientras que «Saint Omer» ya se había robado nuestro cerebro cinéfilo, «Les enfants des autres» se robó nuestro corazón.
En «Les enfants des autres» seguimos a Rachel (Virginie Efira) quien a sus 40 años no tiene hijos. Ama su vida y no tiene ningún reparo en ello, sin embargo al enamorarse de Ali y empezar una relación con Lelia, su hija de cuatro años, empieza a replantearse la maternidad.
«Les enfants des autres» puede ser la primera vez que vivimos la maternidad desde esta mirada particular. La de la madrastra como protagonista. Acompañándola en el potente proceso de adoptar o acercarse a una niña desconocida y abrazarla, con el tiempo, como a una hija. «Lelia» tiene madre, una presente, pero una vez que Rachel entra en su vida comienza una dinámica que implica abrir el corazón como nunca lo había hecho antes. Esa manera de encomendarse a esta maternidad sustituta pero que de madre lo tiene todo menos el haber parido, la pone en un estado de vulnerabilidad total. Sensaciones que Virginie Efira domina por completo en uno de sus mejores papeles a la fecha.
A diferencia de lo visto en «Roost» y la inmadurez de su directora Amy Redford, en «Les enfants des autres» Rebecca Zlotowski encuentra su madurez total. La cual se puede observar a través de la sensibilidad con la que recorre esta historia y capacidad de lograr ese delicioso agridulce que quizás, el cine francés consigue mejor que otros. Lo humano por encima de lo ostentoso y lo sabio por sobre lo pasional.
«Les enfants des autres» es un bellísimo homenaje a todas las madres sin hijos. Que finalmente son madres y que los que las tenemos o hemos vivido de cerca, las queremos como tal.
Terminamos el festival con «Joyland» de Saim Sadiq y «The Banshees of Inisherin» de Martin McDonagh.