Pete Souza, fotógrafo durante el gobierno de Obama, nos presenta su trabajo y nos cuenta lo que va a empañar esta historia tornándola interesante. Todo inicia con el gobierno de Obama donde, a través del personaje presidencial, un fotógrafo inicialmente apolítico se convierte en un satírico crítico de las principales redes de Trump. La película nos llevará por este camino haciendo un paralelo entre la situación del país, lo que significó Obama como símbolo de esperanza, el renacer del partido demócrata y Pete Souza, quien se encuentra en una situación laboral excelente pero desorientado debido al nuevo rol ligado a la política.
Este maravilloso documental hace todo. Comienza explicando cómo incide la persona del mandatario en las funciones de los fotógrafos y en cómo, a partir de Watergate, existe una tendencia de mandatarios interesados en cubrirse ante los medios para producir bancos de imágenes que ayuden a exaltar cualidades que no poseen. Así, a través de un excelente material audiovisual podemos ver las puestas e indicaciones de fotógrafos de otros mandatarios llevando a cabo sesiones que al ojo de hoy (y el desencanto con la clase política) nos produce más gracia que confianza. Souza aparece como lo opuesto a esto. El apreciaba el trabajo fotográfico de sus antecesores con otros mandatarios cuando estos permitían la entrada a su vida privada, a sus viviendas, a los momentos personales y privados. La visión de Souza es capturar a la persona, algo así como la búsqueda del periodista por la verdadera identidad de Kane, en el clásico de Orson Welles.
Sin embargo, Pete Souza no encontraría al presidente Obama, sino a un amable hombre que lo hacía llamarle Barack y que la permite un acceso prácticamente total. Un mandatario que aprovechaba cada instante libre para reencontrarse con su familia o para hacerles saber a los demás trabajadores de la Casa Blanca la importancia de su trabajo. Electo el 2008, Obama había significado un renacer de la figura del político destacando su empatía, humildad, inteligencia emocional y su apertura a la crítica. Esto le valdría sobrevivir a la crisis financiera a desatarse al siguiente año. La fascinación de Souza por registrar a este personaje descubre a un líder en medio de un campo de batalla, obteniendo acceso privilegiado a una producción fotográfica, una que luego se subiría a redes por lo logrado en esta movida histórica.
Es la fascinación sobre Obama la que nos hace descubrir el proceso creativo de Souza. Si Pete, el fotógrafo, es también hoy un activista político, es porque reconoce cómo el hombre que le tocó representar contiene aspectos que él desea para un mundo más justo y es que, el sujeto no puede ser apolítico en un sentido estricto, pero si se puede reconocer como tal si no hay una actualización en las formas de representación que encontramos en el panorama. Obama es antecedente de la politización de jóvenes hoy en los Estados Unidos y más allá. Un personaje que encarna lo que los WASP jamás aceptarían desde la fundación de “su país”: un afroamericano influyente siendo más que competente como mandatario, logrando echar abajo otros imposibles como una reformulación del sistema de salud en el 2010 o la aprobación del matrimonio same-sex el 2015.
En conclusión y en consonancia con lo que plantea el documental, llegamos a conocer al presidente desde la mirada de Souza, que si bien encantada y romántica hasta cierto punto, representa a una generación que se reconoce en busca de nuevos líderes, con un perfil que permita justicia para todos. Si Estados Unidos es una bomba de tiempo en la era Trump, es por la contraria a lo anteriormente mencionado y la reacción lógica de quien encontró, brevemente, una luz al final del túnel. Maravillosa película.