Sabíamos quién es Michael Jordan, pero no SABÍAMOS quién era Michael Jordan. Por acá no somos muy fanáticos del basket. Sin embargo, «El Último Baile» tiene aquello que convierte a cualquier documental en uno fascinante: el poder emocionarte profundamente con un tema que te interesa poco o, a veces, nada. Ya sea para cuestionar a su protagonista, obligarte a gastar horas post visualización en una investigación intensa en Google, llorar con la historia narrada; o como en este caso, convertirte en hincha de Los Chicago Bulls.
El éxito de esta propuesta radica en algunos puntos a mencionar. Comenzando con su narración, gracias a una precisa construcción de guion y su extraordinaria edición. La decisión de hacer saltos en el tiempo para amarrar e intensificar la historia, así como la selección de los personajes protagónicos de cada episodio y la historia detrás de los hechos, no solo habla de un concepto claro e ideal, sino de un durísimo y ambicioso trabajo. Una visión que pudo ser ensamblada gracias a la minuciosa labor de edición, que debió unir un millón de partes dispersas en una estructura ordenada y potente. Aplausos.
Otro punto a recalcar es el material de archivo exclusivo e íntimo, que permite profundizar y redondear los sucesos. Minutos de juego, instantes clave, escapes, entrevistas, el camerino, los hoteles, los llantos y la gloria. Además de una cantidad asombrosa de fotografías icónicas. ¿Acaso MJ es la súper estrella deportiva con mejores retratos?Seguimos a uno de los más grandes deportistas que ha pisado la tierra. Quizás el más. Pero ese espíritu no permanece en las canchas, donde lo ganó todo, sino que se extiende gracias a una personalidad competitiva y ganadora que cautiva a cualquiera. Con una historia de vida que viene acompañada de giros y sorpresas. De segundos (e incluso menos) en los que logran la gloria. Acompañado por una larga cantidad de personajes, amigos, rivales, cada uno con un carisma e historia particular que aporta mucho en la trama y su construcción. «Secundarios» que tienen su momento principal, más allá de lo mucho que puede opacarte el mejor de todos. Fabuloso documental.