Termina una nueva edición de Sundance con la inevitable melancolía luego de la previa y de sumergirnos por completo en una semana de puro cine. El primer encuentre cinéfilo del año y que propone un 2023 de gran nivel. Que así sea.
«Rye Lane»
Dirección: Raine Allen Miller
Guión: Nathan Bryon, Tom Melia
País: Reino Unido
Reparto: David Jonsson, George Taylor, Vivian Oparah, Poppy Allen-Quarmby,Greg McKenzie, Benjamin Sarpong-Broni, Sharan Hunjan, Bikramjit Gurm,Cain Aiden
Dio la casualidad que vimos esta película justo en el aniversario número veintiocho de «Before Sunrise», obra maestra de Richard Linlakter. Lo mencionamos porque «Rye Lane» comparte la misma premisa y, si así lo desea, podría continuar con una trilogía donde ambos personajes se vuelvan a encontrar o escalemos unos años en otra etapa de sus vidas. Felices de participar como espectadores en esta evolución.
En «Rye Lane» acompañamos a dos jóvenes quienes se conocen y conectan un día azaroso, luego de que ambos salieran heridos de sus anteriores relaciones.
«Rye Lane» es una de las mejores óperas primas de esta edición y probablemente de lo que quede (y falta mucho) del año. Más allá de tener un gran número de predecesoras que ya han contado y revisado, muchas veces con gran acierto este género, Raine Allen Miller se encarga de sumar con bastante energía, inyectando cuotas de modernidad y estilo al relato. El gran angular, la irreverencia cool de los jóvenes, las calles y los extraños personajes que rondan por ahí, las conversaciones y dilemas, sirven para todas las generaciones pero incluyen a los centennials como foco principal.
Ahora, como sucede con las comedias románticas que logran su objetivo, la película se sostiene en la química y carisma de ambos protagonistas. David Jonsson y Vivian Oprah convencen por completo y van, poco a poco, abriéndose y mostrando sus verdades y mentiras. Instantáneamente uno se ve atrapado por el encanto de la pareja y desea conocerlos más, a fondo, aceptando que los descubrimientos no necesariamente nos van a hacer quererlos más.
Además, «Rye Lane» tiene varios guiños al género, referencias y un excelente e inesperado cameo que obliga a un aplauso controlado. Otra película británica directa al top de esta edición.
«All Dirt Roads Taste of Salt»
Dirección: Raven Jackson
Guión: Raven Jackson
País: EEUU
Reparto: Moses Ingram, Sheila Atim, Chris Chalk, Zainab Jah, Kaylee Nicole Johnson,Charleen McClure, Reginald Helms Jr., Jayah Henry
Otra ópera prima interesante y distinta es la apadrinada por Barry Jenkins. «All Dirt Roads Taste of Salt» debe ser la película más especial y poética de esta edición.
En ella, exploramos la vida de una mujer décadas atrás y adelante. Donde a través de viñetas, recuerdos y momentos particulares (primeros planos y planos detalle), transitamos aquellos instantes que la marcaron y forjaron en quien es y será.
Si bien puede hacerse pesado entrar en una película exigente como esta en un festival donde los títulos suelen ser bastante más ligeros o convencionales, siempre serán bienvenidos por acá estos títulos que modifican la monotonía y agregan la cuota diferencial. Ahora, al ser una película con una mirada muy peculiar y una puesta en escena de autor, son muchos los valores subjetivos detrás y adelante. Mientras que con Terrence Malick (porque tiene mucho de malickiana), un favorito por acá, conectamos inmediatamente, no lo hicimos del todo con la poética de Jackson.
La película reflexiona y conmueve a través de tomas bastante largas, en una suerte de melodía y coreografía de los cuerpos, las manos y las miradas. Es la exploración de las emociones y sentimientos a través de la corporalidad. Una labor bastante sensible, compleja y realizada con excelencia. Más aún tratándose del primer largometraje de la directora.
Como ya mencionamos, esta mirada particular no nos llenó por completo, tornándosela algo tediosa y repetitiva. No obstante, estamos convencidos que aquel que sí conecte con ella, la considerará como uno de los mejores títulos de esta edición.
«A Little Prayer»
Dirección: Angus MacLachlan
Guión: Angus MacLachlan
País: EEUU
Reparto: Jane Levy, David Strathairn, Dascha Polanco, Celia Weston, Steve Coulter,Keisha Tillis, Will Pullen, Billie Roy, Ashley Shelton, David Price, Anna Camp
Cerramos la edición con una película que no teníamos en la órbita pero que fue mencionada y alabada por buena parte de la crítica. Terminamos felices con esta excelente conclusión.
En «A Little Prayer» seguimos a Bill (David Strathairn), un hombre quien se entera que su hijo, quien vive en su casa junto a su nuera, le está siendo infiel. De esta manera queda entre la espalda y la pared, obligado a tomar partida entre dos seres queridos y hacer lo mejor que pueda.
«A Little Prayer» puede ser la película con las mejores actuaciones en esta edición del festival. El trio protagónico entre David Strathaim, Celia Watson y Jane Levy es impresionante. Los dos primeros muestran todo su talento y experiencia luego de una larga trayectoria en el medio. Todo el arsenal actoral es utilizado, siendo clave los diálogos no verbales, las miradas, posturas, gestos y silencios. No hay momentos o espacios donde alguno no esté presionando el acelerador por más que sea de forma sutil y callada.
Estas actuaciones se apoyan en una bella historia, también escrita por su director Angus MacLachlan, quien nunca cae en el melodrama o subrayados innecesarios. Tampoco en debates morales o fabulas innecesarias. Acá se nos presenta a una familia corriente del sur de Estados Unidos, con sus propios principios e idiosincrasia. Los temas relevantes como la infidelidad, el aborto y el trauma post guerra son tratados con el tino precioso y siempre desde la mirada puntual de sus protagonistas. Además, se teje una preciosa relación entre suegro y nuera que pocas veces ha sido tocada ni tratada de la debida forma en el cine.
Finalmente, las múltiples reflexiones que permite «A Little Prayer» son acompañadas por la sensible música de Greg Danner, que se asemeja a lo realizado por Randy Newman en «Marriage Story».
«A Little Prayer» ha significado cerrar el festival bien arriba. Un final que además, como el de la propia película, emociona y nos deja en ese estado melancólico donde uno sabe que lo que terminó volverá a empezar y terminar nuevamente. Deseando que lo inevitable se repita.
Good bye Sundance.