“Mujeres, ellas tienen mentes, y tienen almas, así como corazones. Y tienen ambición, y tienen talento, así como belleza; y estoy harta de que las personas digan que el amor es lo único para lo que una mujer sirve. Estoy harta.” Louisa May Alcott, “Rose in Bloom”, 1876.
Greta Gerwig ha logrado adaptar al cine, de forma impecable, uno de los clásicos de la literatura estadounidense que más ha sido llevado a la pantalla grande.
Sin embargo, sentimos que “adaptación” es una palabra que queda muy chica para describir la proeza que Gerwig ha logrado. En esta última versión del clásico de Alcott, la directora nos introduce en un mundo donde su creatividad es casi palpable.
La visión que ha tenido Gerwig para contar esta clásica historia es, sin dudas, lo más notable de la película. Empezando por el hecho de decidir tomar a Louisa May Alcott como inspiración – no solo usando “Mujercitas”- sino, su bibliografía completa. Sentimos que estamos dentro del universo de Alcott bajo el comando de Gerwig. Y se siente muy bien.
Uno de los aspectos más destacables es ver como la directora nos mueve a través del tiempo de forma inusual pero acertada; en todo momento sabes dónde estás ubicado. Y es que los viajes en el tiempo de “Mujercitas” nos hacen pensar en la destreza narrativa de Paul Auster en la mayoría de sus novelas, y esto es un gran elogio. Las herramientas técnicas como la fotografía nos ayudan, de igual forma, a saber, en qué momento de la historia estamos; los recuerdos de la infancia son retratados bajo un velo dorado, mientras que la vida presente es más blanca y apagada, la misma Gerwig comenta algo al respecto: “Todo en la niñez, ya sea el sol o el fuego en la chimenea se siente dorado; mientras que en la adultez las cosas no son frías, pero sí menos mágicas”.
Haciendo alusión a la dirección de fotografía, esta se lleva nuestros respetos y admiración. El director de fotografía es Yorick Le Saux. Notables son además las labores de diseño de vestuario a cargo de Jacqueline Durran, así como la fantástica banda sonora del gran Alexandre Desplat.
No es secreto que Greta se haya inspirado en varios cuadros para contar ciertas partes de la historia, nuestro momento de fotografía favorito de la película es cuando las hermanas March están en la playa con unos amigos, este preciso momento nos hizo sentir como si estuviéramos dentro de un cuadro; y es que Greta la tenía bien clara, se inspiró en “Lago Rama” de Winslow Homer (pueden googlearlo para que vean lo bien lograda que está esa escena). Y como esta, hay muchas referencias a artistas y cuadros, les dejamos algunos nombres para que puedan buscarlos antes de ver la película y, de esa forma, resaltar lo bien realizadas que están las tomas: Winslow Homer, Seymour Joseph Guy (especialmente el cuadro “Story of Golden Locks) y Lilly Martin Spencer.
Pero Gerwig no solo se estaciona en el arte pictórico, siendo la cinéfila que es, ha contado que algunas de sus inspiraciones cinematográficas han sido “Fanny y Alexander” de Bergman, “Reds” de Warren Beatty, “Gigi” de Vincente Minnelli, entre otras.
Y es que, tal y como lo menciona la directora en una entrevista, esta película podría tener una nota de pie de página en cada toma, pero en lugar de que esto sea traducido como aburrido o recargado, lo que logra Gerwig con su obra es realizar una “tesis”, como ella dice, de todo aquello que la ha inspirado. El universo que ha creado se siente extremadamente personal y universal a la vez.
Pasemos a comentar el maravilloso elenco que da vida al clan de las March, liderado por una brillante y conmovedora Soirse Ronan, a la cual no le podemos reprochar nada.
Siendo estos personajes clásicos de la cultura estadounidense, las interpretaciones siempre estarán bajo un microscopio.
Josephine “Jo” March, personaje principal de “Mujercitas”, es llevado a la vida por Saoirse Ronan, quien nos regala una de sus mejores interpretaciones hasta hoy y nos deja con muchas ganas de verla en mucho más. Logra encarnar a tan mítico personaje de forma muy natural y nos lleva de la mano por un viaje de emociones, de vulnerabilidad, de impotencia y de amor. Y es que Jo March es una luchadora, una mujer aguerrida que no va a descansar hasta lograr lo que más anhela, aunque esto implique pelear sola en un mundo de hombres (esto se refleja muy bien en la escena inicial de la película). Es una heroína feminista. Su nominación al Oscar está totalmente justificada. La dupla Gerwig/Ronan se está estableciendo como una de las clásicas que pasarán a la historia del cine.
Amy March es encarnada por Florence Pugh, a quien conocimos con la gran Midsommar. Esta vez, Pugh nos permite conocer a su lado más infantil, juguetón, impulsivo y emotivo. Amy March es uno de los personajes que más evoluciona dentro de la historia y Florence ha estado a la altura del reto. Empieza como la niña engreída que no parece conocer consecuencias, a terminar con una cierta sabiduría propia de una mujer que ha vivido muchos años. Ella ha sido nominada a mejor actriz de reparto.
Las dos hermanas March restantes son Meg y Beth, la primera interpretada por Emma Watson (que es, tal vez, lo más neutral de la película) y la segunda, por Eliza Scanlen – quien si nos ofrece una performance mejor lograda que la de Watson.
Beth es la hermana enferma, la hermana buena y la que siempre hizo todo bien; sin embargo, confrontándose a su inevitable destino, comienza a madurar y a aceptar el “fatum” (término latín que hace referencia, justamente, al destino y a la fatalidad). Gerwig comenta en otra entrevista que, para poder entender mejor a su personaje, le dio como tarea a Scanden leer los poemas de Emily Dickinson, quien habla sobre la mortalidad e inmortalidad; y quien fue contemporánea a Alcott.
La siempre buena Laura Dern encarna a Marmee, la madre, la amiga, la mujer con responsabilidad social, aquella que inculca valores a sus hijas y quien les enseña que, dentro de todo lo que les puede estar faltando, son muy afortunadas por tenerse mutuamente. Hay una escena de Dern que nos llevamos en especial, y es aquella donde Jo le dice a su madre “pero, tú nunca estás molesta” a lo que Marmee le responde “Estoy molesta todos los días de mi vida”. Este momento, fuerte, real, nos muestra la fortaleza y también el sacrificio por el cual atraviesa este personaje, teniendo que ignorar sus sentimientos y emociones para estar fuerte para sus hijas.
Acompaña también Meryl Streep, como la tía March, hermana del padre de las March, aquella matriarca que logró conservar su fortuna y no depende de un hombre para vivir bien. Aquella que quiere adiestrar a Jo, pero sabe que no podrá. Por más que no la vemos mucho, los momentos en los que aparece son geniales, y solo nos queda disfrutar de Meryl.
Los demás personajes son los masculinos, el principal es Laurie, interpretado por Timothée Chalamet, que no nos encanta en este papel. Luego tenemos a Louis Garrel, quien hace de Friedrich, quien si nos convence más que su compatriota, logramos conectar con él.
Está también el carismático Bob Odenkirk encarnando a Mr.March, el patriarca de la familia, a quien vemos poco, pero cuando lo vemos, genera empatía.
Y, finalmente, está el Abuelo de Laurie, interpretado por Chris Cooper, quien entabla una relación especial con Beth March.
La trama ya la conocemos, ya sea porque hayamos leído la novela o visto una o varias de las adaptaciones; la historia resuena. Pero ver “Mujercitas” de Greta Gerwig, es como encontrarte con esta historia por primera vez, nos abre un mundo íntimo del cual nos sentimos parte. Es, verdaderamente, vergonzoso que Gerwig no haya sido nominada a la categoría de Mejor Dirección en los premios de la Academia. Es un claro caso de desigualdad. Lamentablemente, vemos que no hemos avanzado mucho desde los tiempos de Alcott, con solo 5 nominaciones a mujeres en la historia del Oscar (desde 1929 a hoy). Esperemos que esto cambie pronto.