Hemos mencionado, en reseñas anteriores, que existe una corriente de cine de serie B que busca homenajear a los grandes clásicos del género, esos que, durante los años 50, y valiéndose de platillos voladores colgando de cañas de pescar y cualquier otro recurso que a la astuta mente del director se le ocurra, renovó el significado del cine de terror. “Killer Clowns from outer Space” (1988) es una cinta que se inscribe en esta línea. Inspirada en clásicos de invasión extraterrestre como “Invasion of the Body Snatchers” (1956), o “The Blob” (1958, y que, curiosamente, tuvo un remake que se estrenó el mismo año de 1988), la película, dirigida por Stephen Chiodo, cuenta la historia de un grupo de adolescentes que, después de que aterrizara una nave espacial con forma de circo en el pueblo, intentan advertir a los demás de la llegada de los extraterrestres-payasos-asesinos, y, al principio, nadie los toma en serio. Hasta que comienza la matanza.
El concepto de mímesis, originalmente planteado por Aristóteles (disculpen la aburrida referencia), se refiere a la imitación de la naturaleza como fin esencial del arte. Podemos considerar, en esta óptica, que “Killer Clowns from Outer Space” se posiciona en esta línea: intenta reproducir, a través de la creatividad del director Chiodo, lo que fue un momento clave en la historia del cine, que abrió la puerta a todo un nuevo lenguaje que, aunque muchos lo nieguen, revolucionó la industria cinematográfica: las primeras películas de serie B. Sin embargo, ya que si la cinta hubiera sido una mera copia no sería el clásico de culto que es hoy, “Killer Clowns from Outer Space” se vale de un impulso creativo que la diferencia de cintas similares, y en cierta medida, renueva ciertos aspectos de un género para entonces alicaído.
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Resalta la dirección de arte. El interior de la carpa de circo/nave espacial parece algo extraído de los sueños más salvajes de Ronald McDonald. Colores neón, formas asimétricas, puertas y pasadizos secretos, configuran un muy logrado laberinto, que recorren los personajes principales de la cinta, mientras huyen de payasos asesinos que les disparan popcorn alienígena con vida propia. La caracterización de los payasos, a su vez, es excelente: grotescos, con rasgos exagerados que equilibran muy bien lo ridículo con lo amenazante, los payasos alienígenas asesinos saben hacerle competencia, en cuanto a estilo se trata, al mismo Pennywise. Podemos también, en ese sentido, recordar la escena con Debbie, la novia de Mike, el personaje principal, duchándose, mientras los pedazos de popcorn que le dispararon mientras huía de la carpa y se quedaron prendidos en su ropa cobran vida, se meten tanto en el tanque del WC, como en el botiquín, y, de pronto, atacan.
Sin embargo, ya que tenemos que ser honestos, “Killer Clowns from Outer Space” no es, precisamente, lo llamaríamos una cinta particularmente lograda. El hecho de que todo se vea muy pulido, muy pensado en preparación, y demasiado construido en función a aquellos elementos que fueron identificados como las características esenciales del cine de serie B (adolescentes, aliens, platillos, policías buenos y malos, el dúo de amigos tontos…) ubica a esta cinta, no en el nivel de obras maestras de serie B, sino, en el de algún ejercicio en el marco de alguna escuela de cine. Lo que apreciamos del cine de serie B, el real, es justamente el brillante desastre de lo presentado en cámara: las urgencias resueltas a la loca, las carencias técnicas suplidas de manera inocente y evidente. Lo que apreciamos es el desastre, no el cálculo estético y técnico.
No queremos decir que “Killer Clowns from outer Space” no valga la pena. Es entretenida, y cuenta con momentos muy graciosos. Sin embargo, le falta esa chispa, ese carácter inesperado y absurdo que coronó a los clásicos de serie B, como “Plan 9 from Outer Space” (1959), que hemos comentado previamente. No sorprende, por lo tanto, que la calificación de 75% que le otorga Rotten Tomatoes, promediando las reseñas de críticos oficiales, no concuerde con el 59% que representa el promedio de las críticas del público. Veámosla, pero sepamos que no estamos viendo nada nuevo, ni nada particularmente revolucionario.