“El Agente Topo” es una de las películas preseleccionados para no una, sino dos categorías en los próximos premios de la academia (Oscar). Tanto en “Película de Habla no Inglesa” como en “Largometraje Documental” y en ambas tiene hartas y merecidas chances.
Si uno arranca el visionado sin saber que se enfrenta a una obra de no ficción, los primeros minutos se sentirán extraños. Tenemos la naturalidad de los personajes y simpleza en la puesta de escena y en contraposición un relato detectivesco con todas las cualidades del género. Es inevitable preguntarse si se trata de una ficción rodada como documental, si lo sucedido es totalmente verídico con ciertos elementos inventados o quizás una mezcla de ambos. La respuesta la ha dado Maite Alberdi (su directora), en un sinfín de entrevistas. Es un documental donde todo es genuino. Si bien el resultado final no se ve afectado por tener clara esta premisa, la sensación con la que uno se queda, sí. Se siente mejor y se vuelve más importante e impactante.
En “El Agente Topo” seguimos a Sergio, un hombre de la tercera edad que es contratado como espía. Su labor es infiltrarse en un hogar de jubilados e informar a un investigador privado contratado por una señora que está preocupada por el trato que recibe su madre ahí dentro.
El atractivo del documental se fragmenta, sobre todo, en dos partes. Por un lado, en como Maite se sujeta del género de detectives, le da vuelta y juega con él. Aprovecha el tener a un anciano como el protagonista y recordando al Súper Agente 86 o a la Pantera Rosa, le da un giro cómico. El espía no es torpe como los ejemplos mencionados, pero sí es ajeno a la tecnología y a un rol que nunca ha desempeñado. Acá todos podemos sentirnos identificados con las diversas situaciones que nos recordarán a aquella primera vez que le enseñamos a nuestros padres o abuelos a usar WhatsApp, o si te encuentras al otro lado del velo, aquel momento donde te enseñaron a ti. Las risas van y vienen.
Por otro lado, hay mucho que rescatar y disfrutar de lo que sucede al interior del hogar y de los numerosos personajes y momentos que sacan, a diestra y siniestra, sonrisas, risas, carcajadas o también suspiros, lamentos y llantos. La ancianidad es protagonista, con sus múltiples formas, sus filtros inexistentes y cuentas rendidas. La llegada del espía genera interés de las abuelitas, algunas con un tono romántico o seductor, otras como futuras amistades o incluso con recelo y rechazo. Pero en un extremo u otro, siempre hay un tono ocurrente y tierno. Sergio se va ganando la confianza y compañía del grupo, creándose dinámicas que llenan el relato de alma y corazón. Ya sea a través de una terrible enfermedad como el alzheimer y un gesto que recobra instantáneamente una memoria dañada o de una fan enamorada que desea casarse al final de la carrera.
“El Agente Topo” es un bello documental, repleto de todo aquello que realmente importa y vacío de lo que sobra. Desde acá tendrán dos fans en la venidera entrega de premios.