De arranque decir que no somos expertos en el anime. Como muchos de nuestra generación, nuestros pininos en este universo fueron a través de aquellos clásicos que atiborraron las tardes de televisión durante los noventas e inicios del nuevo milenio. “Dragon Ball”, “Pokémon”, “Digimón”, “Sailor Moon”, “Naruto”, “Sakura Card Captors”, “Evangelion”, “El Barón Rojo”, “Los Caballeros del Zodiaco”, y nos detenemos ahí para no expandirnos demasiado, son aquellas series que el público masivo occidental consumió. Incluyéndonos.
Aparte de ese montón general, sí hemos ingresado un poco más en este mundo. Sobre todo a través del cine y sus exponentes principales como Mamoru Hosoda, Makoto Shinkai, Isao Takahata y Hayao Miyazaki. Fuera de la pantalla grande, hemos intentado consumir otras series para empaparnos más y seguir entendiendo los diversos tipos y sus dinámicas.
Fue así como apostamos por “Demon Slayer”, que luego del rotundo éxito de su primera película, continuación directa de la temporada inicial de la serie, se nos hacía obligatorio. “Demon Slayer: Mugen Train” (Kimetsu no Yaiba: Mugen Ressha-Hen), rompió todos los récords en Japón y algunos a nivel mundial. Quitándole el trono a “El Viaje de Chihiro” en plena pandemia. Queríamos ver si tanto logro correspondía a su calidad y contenido.
Consideramos que “Demon Slayer” sí funciona como un anime para iniciar en este género pero quizás no es el ideal. Es más recomendable para un publico que ya viene acostumbrado a su consumo o que al menos ha visto varios de los títulos mencionados en el primer párrafo. Esto porque el anime tiene ciertas características que pueden chocar con el estilo de animación e incluso idiosincracia y actitudes acostumbradas en nuestro mundo occidental. Los comportamientos melodramáticos, chirriantes e históricos están presentes de manera constante, sobre todo en un personaje que incluso a nosotros se nos hizo problemático (y al que en la película le bajan varios decibeles). Hablamos de Zenitsu.
En todo caso, en la misma plataforma (Netflix) se puede encontrar otra serie corta, bastante exitosa, que funciona como un mejor introductor: «Death Note”.
Yendo ya a la premisa de “Demon Slayer”, con una sola temporada de 26 episodios (menos de 30 min por capítulo), seguimos Tanjirou Kamado un niño amable y de buen corazón que vive con su familia en el campo. Su vida cambia cuando esta es asesinada por un demonio. Tanjirou y su hermana Nezuko (convertida en demonio) empiezan un recorrido donde el primero se convierte en un asesino de demonios para ayudar a su hermana a volverse humana nuevamente y vengar la muerte de su familia.
Siendo la película una continuación directa del final de la temporada, y donde una misión particular es narrada, introduciéndonos a un “Hashira” (un asesino de demonios de alta categoría).
Como todo buen anime de acción y aventura, seguimos un camino del héroe bien marcado, donde el talento y habilidades del protagonista van creciendo según los obstáculos, misiones y demonios a los que se enfrenta. Los personajes que lo acompañan o que aparecen raudamente aportan a la trama y tienen arcos marcados. Las escenas de combate están bien balanceadas con aquellas emocionales, que permiten conocer la psique y conflictos internos de los protagonistas. Desde el primer episodio uno se conecta con la trama y la consume rápidamente. Nada de que quejarnos y tampoco nada original en ese aspecto. Lo novedoso está en esta realidad creada, donde los demonios existen y hay una cofradía para detenerlos. He ahí donde la creatividad de los creadores sale a relucir y poco a poco van mostrando una maraña de personalidades, positivas y negativas, con poderes peculiares y espectaculares.
Aunque lo mencionado anteriormente puede ser la cualidad principal de “Demon Slayer”, tenemos que hablar sobre su calidad visual. Quizás, a la fecha, sea la mejor serie de anime en este aspecto. La animación explota y trasciende la pantalla, las luchas y coreografías son espectaculares, y cada detalle no solo está pulido, sino que siempre suma en cada composición. Mucho valor y cuidado que permiten una experiencia sensorial deslumbrante. La cual, a la fecha, llega a su tope en la película mencionada.
Optamos por no separar la serie de la película porque se entiende como una serie de 5 o 6 capítulos más que sirven de conexión entre su primera y segunda temporada, que ya está confirmada. A la espera.