“Los Colonos”
Sección: Un Certain Regard
Dirección: Felipe Gálvez Haberle
Guión: Felipe Gálvez Haberle, Antonia Girardi
País: Chile
Reparto: Sam Spruell, Alfredo Castro, Mariano Llinás, Marcelo Alonso, Benjamin Westfall, Luis Machín, Agustín Rittano, Camilo Arancibia, Adriana Stuven, Mishell Guaña
Luego de un par de cortos, el director chileno Felipe Gálvez Haberle presenta su ópera prima y es una de las mejores de esta edición.
En ella, a finales del siglo XIX, seguimos a un grupo disparejo compuesto por un mestizo chileno, un militar inglés y un mercenario estadounidense, quienes deben delimitar y marcar las tierras pertenecientes a José Menéndez, ahuyentando a los indios de aquél espacio.
Como comentó Gálvez antes de la proyección, esta es una de las pocas películas chilenas que se atreve a conversar y poner en tela de juicio una verdad bochornosa que el pueblo chileno ha buscado esconder y de la que aún no se atreve a sanar. Paso a paso, la herida se tiene que volver a abrir para cicatrizar por completo y poder abrazarse como una sociedad mixta y pluricultural. Pero para eso, deben recordar un genocidio que sucedió y del cual deben exculparse.
«Los Colonos» es una exploración al interior del país, a un espacio agreste e inhóspito, como el propio tema tratado, utilizando una mezcla de géneros para conseguirlo. Es a la vez un drama, una película de vaqueros y una de aventuras. Todo dentro de un marco histórico fríamente calculado. Quizás demasiado. Tanto narrativamente como en la belleza en la que se apoya, con esos paisajes fríos y desoladores, hay un plan maestro de Gálvez para llevarnos por el recorrido deseado. Pero a veces, este muestra las venas y el esqueleto sin querer queriendo.
Y de hecho, desde nuestra humilde opinión, consideramos que una modificación en la estructura, específicamente en el orden del relato, hubiera tenido un mejor impacto. Empezar, sin entrar en spoilers, desde la llegada de Vicuña y luego retroceder unos años para introducir su primera parte, generaría un peso extra o un a suma de conocimientos y sensaciones que, como espectadores, nos engatusaría mejor desde su arranque.
«Fallen Leaves»
Sección: Competencia Oficial
Dirección: Aki Kaurismäki
Guión: Aki Kaurismäki
País: Finlandia
Reparto: Alma Pöysti, Jussi Vatanen, Alina Tomnikov, Sakari Kuosmanen, Martti Suosalo
Aki Kaurismäki vuelve a Cannes con, para nosotros (y muchos), la mejor película en la competencia oficial. El premio siempre le ha sido esquivo, el jurado lo ha tratado con injusticia una y otra vez (y esta también), y él sigue entrando por la alfombra roja jugando, bromeando y tomándose la vida con la poca seriedad necesaria. Siendo irresponsablemente responsable, como cualquier humanista sensato.
En «Fallen Leaves», más o menos repitiendo la misma película por enésima vez, seguimos a dos adultos, deprimidos y vencidos por la rutina, quienes al conocerse se dan la oportunidad de conectar, mejorar sus vidas y, quizás, cambiar.
Estamos ante un romance que por más decadente y melancólico que pueda ser, resulta totalmente encantador y sincero. A través de su ágil y peculiar sentido del humor, profundamente nórdico pero irresistiblemente universal, Kaurismäki nos va seduciendo y haciéndonos parte de aquello que aflora entre sus protagonistas. Hay, en un sentido practico, poco con lo que compenetrar o empatizar en primera instancia. En el papel. Pero es en el medio de ambos, en lo que ocurre entre los dos y que se converge en un tercer personaje o ente, con lo que es imposible no encariñarse. Es eso, invisible y tácito, pero totalmente palpable, aquello que nos pertenece a todos.
Además, Kaurismäki, como buen autor, tiene un estilo personal que si bien puede modernizarse hasta cierto punto, permanece atemporal y tiene esa belleza que tanto le falta a la era digital. Cosa que encima, es adornada por homenajes explícitos, afectuosos y bastante graciosos (hilarantes), al cine. Desde un sinnúmero de afiches, a nombres que mira en lo alto como Bresson o Chaplin, a colegas y amigos como Jarmusch (quien estuvo en la sala de cine).
Teniendo a Ostlund, un personaje totalmente cínico y bastante misántropo, como presidente del jurado, quien además ya ha defenestado el cine de Kaurismäki, tener su nueva obra en competencia es la medicina necesaria para, al menos, balancear un poco la situación. Darle algo de color y humanidad al presente cinematográfico.
«Cerrar los Ojos»
Sección: Cannes Premiere
Dirección: Víctor Erice
Guión: Víctor Erice, Michel Gaztambide
País: España
Reparto: Manolo Solo, Miguel Garay, Jose Coronado, Julio Arenas, Ana Torrent, Ana Arenas, Petra Martínez, Sor Consuelo, María León, Belén Granados.
Si bien el estreno de «Killers of the Flower Moon», la nueva película de Scorsese, es lo más voceado por la prensa general y los clickbait’s en las redes sociales, a nivel puramente cinéfilo, la vuelta de Erice es el sol en el firmamento. Luego de más de treinta años, con poquísimos largometrajes en su filmografía (todos extraordinarios) y más de ochenta años en cuerpo y alma, el director español tiene un nuevo estreno. Ya en la previa se perfilaba como el evento más importante de esta edición, y aún así superó las expectativas. Es, con distancia, la mejor película y una obra maestra incuestionable.
Encima, como quien condimenta una situación que no necesitaba más preámbulo, ha habido polémica y problemas que, antes y durante el festival, han surgido a la luz. «Cerrar los Ojos» no es parte de la competencia oficial. Por más increíble que suene. Sí, otro bodrio con Sean Penn está incluido en esa sección pero la vuelta de alguien que ya ha sido premiado en Cannes no. Esto se supo hace varias semanas atrás, cuando Frémeaux presentó la lista oficial y, a partir de ese momento (incluso antes) el rumor generalizado decía que la película, lamentablemente, era mala. Pero ahí no quedó la cosa. En el estreno de esta, Victor no estuvo presente, tan solo el elenco, un desaire que respondía a su no inclusión en competencia por la Palma. Pero como la cosa no podía quedar ahí, Erice sacó una carta abierta donde cuenta el porqué de su ausencia, explicando que el presidente del festival le jugó una mala pasada, que se comportó pésimo con él, ignorándolo por semanas. Alucinante.
En «Cerrar los Ojos» seguimos a Miguel Garay, un director de cine quien ha sido contactado para una entrevista en un programa de misterios sin resolver. Resulta que muchos años atrás Julio Arenas, un famoso actor y uno de sus mejores amigos, desapareció de la noche a la mañana sin dejar rastro. Miguel ya había volteado la página, sin embargo, regresar al misterio lo hará retomar una historia sin final.
«Cerrar los Ojos» es un prodigio. Una de esas películas que, prácticamente, ya no existen. Un animal en peligro de extinción cuya aparición no salva la especie sino a la fauna misma. Al cine. Aún más atemporal y clásica que la de Kaurismäki, en todo sentido posible, es una película que funcionaría en cualquier década del pasado, así como en cualquiera que nos depare el futuro. De esta manera, se sostiene en una forma narrativa que puede sentirse vieja o desfasada, pero que en realidad protege los cimientos propios de la narración. Así como Shakeaspeare siempre funcionará, también lo hará «Cerrar los Ojos». Ese es el punto de esos diálogos que no «respetan» un orden actual, o que son declamados por sus actores, así como esas transiciones marcadas por fundidos a negro o cualquier falta de ligereza sustituida por una seriedad circunscrita.
«Cerrar los Ojos», como pasa con muchas obras maestras o películas de culto (que ya lo es) no es perfecta. Ni tampoco redonda. No necesita serlo. Es lo de menos. Es mejor que eso. De hecho, así como Cannes en su dia de inauguración presenta clásicos restaurados de décadas atrás, con nombres como Eustache o Rivette. Bien podría, en unos cuarenta años adelante, reestrenar la nueva obra de Erice. El tiempo lo dirá.
Y ese final. Ese final…
Toca ver «Asteroid City» de Wes Anderson, «Rapito» de Mario Bellocchio y «La Passion de Dodin Bouffant» de Tran Anh Hung