sábado, noviembre 23, 2024

Cannes 2022 – 7mo día

Opinión

Hoy tocaba uno de los días más fuertes del festival, con dos de las películas más esperadas en competencia y un documental prometedor que llega como estreno. Estamos hablando de “Decision to Leave”, lo nuevo del genial director coreano Park Chan-wook y «Crimes of the Future«, que significa la vuelta del genial David Cronenberg al body horror. Para cerrar la jornada, con broche de oro, un concierto en el Teatro Lumière gracias a “Moonage Daydream«, de Brett Morgen.

«Decision to Leave”

Sección: Competencia Oficial
Dirección: Park Chan-wook
Guión: Jeong Seo-Gyeong, Park Chan-wook
País: Corea
Reparto: Tang WeiPark Hae-IlGo Kyung-pyoPark Yong-wooLee Jung-hyun

Esta era una de las películas más esperadas de la edición 75 del Festival. Park Chan-wook es uno de los directores coreanos más importantes de la actualidad, compartiendo el podio con Hong Sang-soo y Bong Joon-ho. Quien luego de alcanzar la fama con la magistral “Oldboy” y de seguir en haciendo cine extraordinario con “The Handmaiden”, nos trae un thriller romántico que le ha valido el premio a Mejor Director en esta ocasión. Merecidiísimo. 

En «Decision to Leave» seguimos a Hae-Joon un detective quien, junto a su asistente, deben trabajar en el último caso. El asesinato de un hombre en una montaña. La principal sospechosa es su esposa; sin embargo, luego de investigarla de cerca, se concluye que no es culpable y una vez con el caso cerrado, ambos entablan una relación que va más allá de la amistad. 

“Decision to Leave” es un claro homenaje al cine de Hitchcock, sobre todo a su magnífica “Vértigo”. Desde los comportamientos de sus personajes, miedos de estos (el vértigo) y hasta en la propia trama. Pero no son referencias vanas, ni mucho menos un copy paste. Park Chan-wook tira de todas sus cartas, y sí que tiene una baraja entera bajo la manga, para con un popurrí de herramientas cinematográficas – movimientos de cámara, composiciones y una magnífica edición – cuajar una tremenda experiencia audiovisual. Esta metralleta de elementos, que no da respiro, fluye con tal naturalidad que parece minimalista en su maximalismo. Cada escena tiene un sinnúmero de elementos a su favor, para detenerse, fragmentar y aplaudir. 

Este despliegue visual y enorme capacidad del director que le significó el justo premio, aunque destaca en técnica, no es más grande ni importante que la historia. Un relato que aunque es verdad que ya vimos antes, sigue siendo intrigante y peculiar por sí mismo. Detrás del thriller policial, va engendrándose un romance que siempre estuvo ahí, latente y patente, hasta que rompe el cascarón invisible y gana protagonsimo. Transformándose en una tragedia romántica avasalladora. De esta manera somos arrastrados, con cierta violencia y vehemencia, hacia su fantástica conclusión.

«Decision to Leave» es una clase maestra del director coreano. Otra muestra de cine de autor, con sus varios matices, que siguen coronándolo como uno de los mejores del mundo y esta, sin lugar a dudas, reafirma ser uno de los platos fuertes de esta edición. 

Decision to Leave
Tang Wei y Park Hae-Il en «Decision to Leave»

«Crimes of the Future»

Sección: Competencia Oficial
Dirección: David Cronenberg
Guión: David Cronenberg
País: Canadá
Reparto: Viggo MortensenLéa SeydouxKristen StewartScott SpeedmanWelket BunguéDon McKellarLihi KornowskiTanaya BeattyYorgos KaramihosNadia LitzYorgos PirpassopoulosDenise CapezzaEphie KantzaJason Bitter

A falta de David Lynch, quien por falsos rumores no llegó a presentar película en esta edición, tenemos a otro David. De apellido Cronenberg. Quien vuelve a su zona de (in)comfort, a su macabro “body horror” que lo coronó como una de las mentes más audaces del cine canadiense y mundial

En “Crimes of te Future” nos encontramos en un futuro distópico, donde la sociedad está en declive y el dolor, como tal, ha dejado de existir. A falta de este, las ablaciones y cirugías se han vuelto el nuevo arte callejero del mundo underground. Presentaciones por lo bajo que van atrayendo a un grupo de seguidores interesados por ver el espectáculo y formar parte de este. Así llegamos a Saul Tenser (Viggo Mortensen) y Caprice (Léa Seydoux), quienes tienen un show juntos. Aprovechando que el cuerpo de él está mutando y creando nuevos órganos, montan un número donde ella le extirpa esta suerte de tumores, habiéndolos tatuado antes de retirarlos de su cuerpo. Pero lo otro que los distingue, más allá del “talento” artístico, es que él aún siente dolor al soñar, facultad que tiene un secreto a descubrir.

Tenemos que arrancar diciendo que David Cronenberg es uno de nuestros directores favoritos. Padre, o casi dios, del terreno mórbido. Su tratamiento de los cuerpos como fuente y límite de lo pensable y aceptable, siempre nos ha sido de una atracción particular. De hecho, más allá de sus primeros trabajos donde entra de lleno en el género y algunos títulos como “Videodrome” o “Crash” donde juega con la modificación de la realidad y sentidos humanos, fue “La Mosca”, el remake del clásico del terror/suspenso, aquella que nos enamoró del director. Una de las películas que mas vimos en nuestra infancia y a la que siempre podremos volver. Aquella donde el personaje de Jeff Goldblum, luego de un accidente científico, va transformándose en el insecto. Con sus aspectos kafkianos y casi gore.

Por otro lado, casi en su última etapa de carrera, Cronenberg brincó al terreno del “mental horror”, por decirlo de alguna manera. La mente se convirtió en el canal de su arte a través de películas como “Cosmopolis” y “Maps to the Stars”, donde nos enfrentamos al declive emocional de sus personajes o sobre todo, con “Un Método Peligroso”, en la cual observamos nociones psicológicas a través de la relación y conflicto entre Freud y Jung. Pero es también en esta etapa, y casi como introducción a ella, Que Croneberg se junta con Viggo Mortensen y lo hace protagónico de dos películas extraordinarias: “Una Historia Violenta” y “Promesas del Este”. Y como no hay dos sin tres, vuelven a aliarse pero ahora, y para suerte nuestra, el actor con raíces argentinas es trasladado al otro universo del director. Uno donde nuevamente, la dupla destaca. 

“Crimes of te Future”, así como el show conceptual que propone en su premisa, es uno en sí mismo. La trama, aunque austera y hermética, decide contar poco. A diferencia de otros trabajos del director, de una estructura más convencional, acá opta por otro camino. La película, se que bien si tiene un desarrollo un tanto desordenando o etéreo (que en un segundo visionado coge más sentido) se siente como una viñeta, o un relato que es pieza de algo más grande. De hecho, y sin menospreciar sino lo contrario, este mundo creado por Cronenberg podría situarse en el universo de Matrix, expandiendo un poco este y respondiendo algunas preguntas. Ubicándonos en este futuro, previo a que Zion se convierta en la última ciudad de pie (subterránea) al destruir el cielo. En esa transición podría localizarse este relato. Con esa estética tan reconocida en la paleta de colores, escenarios y música de las hermanas Wachowski. Sí, Morfeo podría haber estado presente en uno de los espectáculos buscando nuevas personas a quien librar. Donde en vez de una pastilla, en cierto sentido, es a través de una barra morada. 

«Crimes of te Future» es de aquellas películas que siempre se agradecerán estén en una edición de Cannes. Cine de autor que sale del montón, incluso en una programación prestigiosa como esta. Casi un milagro en estos tiempos. Un unicornio. Que sin embargo, está siendo marketeada como una experiencia gore imposible de ver (y no lo es) y que, y acá somos muy subjetivos, tiene en su elenco dos actrices que no son santas de nuestra devoción. Si nos piden nuestra opinión, cambiábamos a Léa Seydoux por Scarlett Johansson y a Kristen Stewart por Rooney Mara. Ahí teníamos un clásico instantáneo. 

Crimes of the future Cannes
Viggo Mortenesen y Léa Seydoux en «Crimes of the Future»

“Moonage Daydream”

Sección: Fuera de Competencia
Dirección: Brett Morgen
Guión: Brett Morgen
País: EEUU
Reparto: Documental, intervenciones de: David Bowie

Brett Morgen es uno de los nombres más importantes de la actualidad en el terreno documental. A parte de otros títulos, debe haber conseguido los trabajos definitivos sobre Kurt Cobain (Cobain: Montage of Heck) y de Jane Goodall (Jane). Este nueva película sobre David Bowie, una de las figuras máximas de la música y del arte, que además le tomó 5 años de trabajo, prometían una experiencia inolvidable. Lo fue.

«Moonage Daydream» no tiene nada de convencional. Ni su título donde se menciona una canción (vaya canción) y no el nombre del músico. Pero obviamente va más allá de esto. Brett Morgen nos ha regalado una experiencia psicodélica donde la música se mezcla con animación (recordando incluso a «The Wall»), conciertos, presentaciones, declaraciones y material de archivo inédito, que resulta en un hermoso collage. Una obra artística que está a la altura de su protagonista y que, literalmente, explotó en el Teatro Lumière. La gente cantaba, aplaudía y se paraba.

El personaje que retrata Brett Morgen es el que merecía David Bowie. Un humano sin límites ni definiciones. Una persona universal y un artista total. Todo ello se ve reflejado en el tratamiento del documental, la edición (hecha por él mismo) y la mezcla de sonido (donde también estuvo involucrado). El contenido, que arrasa en la pantalla y sonido, es casi que un fluir cósmico que, como decimos, respira y suda el espíritu del genio británico. Además, logra transitar en la propia evolución de Bowie y el material, así como la manera de ponerlo en la pantalla, se modifica junto a él. La supernova va, aún sin límites, tornándose en algo o al menos ganando forma, y sobre todo sabiduría. Pausa. Templanza. Todo ello está reflejado en el documental.

No había mejor manera de acabar esta jornada. Arriba. En la estratosfera. De donde vino Bowie para visitarnos y donde debe haber vuelto. Queda agradecer a Brett Morgen por habernos hecho sentir la presencia del artista nuevamente. En todo su esplendor.

Moonage Daydream
David Bowie en «Moonage Daydream»

Ahora toca «Tori et Lokita» de los hermanos Dardenne (Competencia Oficial), «Funny Pages» de Owen Kline (Quincena de Realizadores) y «Nostalgia» de Mario Martone (Competencia Oficial).

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