«Living»
Oliver Hermanus y Kazuo Ishiguro unen fuerzas, y mucho talento, para realizar este formidable «remake» de “Ikiru”, una de las grandes películas del icónico Akira Kurosawa.
A diferencia de la obra original de Kurosawa, en “Living” cambiamos de escenario y volamos kilómetros de distancia hasta la Londres de los años cincuenta. Acá seguimos a Williams (Bill Nighy), un funcionario del gobierno que luego de recibir la noticia de su pronta muerte, encuentra la motivación necesaria para reanimar su día a día.
En el “Q&A” post visionado, se escuchaba al director Oliver Hermanus titubear al mencionar que esta obra es un remake del clásico japonés. Se comprende. Una readaptación de un trabajo perfecto, aunque se consiga plenamente, es complejo. Porque depende la motivación detrás de hacerlo, el talento para realizarlo y el nuevo impacto que pueda genera. Felizmente, hubo una trinidad que lo logró. Porque “Living”, aunque fuera de competencia, puede ser la mejor película de esta edición.
Ese trío está compuesta por Oliver Hermanus, un director que desconocíamos pero que ahora seguiremos muy de cerca. La sofisticación con la que encara esta película, convirtiéndola en una obra clásica, es de un altísimo nivel. Todas las elecciones detrás de cámara son las adecuadas. Sin un pero que valga. Tal como en “Benediction” de Terence Davies o en “Carol” de Todd Haynes, Hermanus alcanza, con gusto exquisito, la elegancia necesaria que obligaba esta narración.
Una que además proviene del guión del genial Kazuo Ishiguro. Nada más. El Premio Nobel birtánico, de origen japonés, tiene unos cuantos guiones en su galera y magníficas obras como “The Remains of the Day” o “Never Lea Me Go”, han sido adaptadas para la pantalla grande con muchos éxito. Ishiguro ha sabido adecuar la historia de “Ikiru”, modificando lo necesario, sumando lo suyo y honrando lo que se debe.
Finalmente Bill Nighy completa esta mesa de tres patas con una genial actuación. En su madurez total y luego de un sinnúmero de papeles icónicos y clásicos, logra una interpretación que debe valerle las nominaciones y premios que vengan por delante.
“Living” está fuera de competencia y se terminó a reloj para que al menos pudiera estrenarse en el festival. Pero pónganle resaltador pues será una de las mejores del año.
«Sharp Stick»
Polémicas aparte, actitudes comprometedoras y declaraciones inapropiadas, Lena Dunham tiene un espacio guardado por acá por ser la creadora y protagonista de la fantástica “Girls”. Una de las mejores series estrenadas en HBO. 11 años después, vuelve a la pantalla grande y este retorno era de los más esperados en la presente edición de Sundance. La decepción, por ende, es mayor.
En “Sharp Stick” seguimos a Sara Jo, una peculiar e ingenua joven de 26 años quien, virgen aún, decide acabar con su “mal” con la persona menos indicada.
“Sharp Stick” no es una mala película, pero decepciona viniendo de alguien que desarrolló tremendos personajes y una historia de época con “Girls”. Aquello que logró con talento y tino en su famosa serie, cojea y se vuelve bastante irregular en su nueva película. Los altibajos son notorios durante el relato, así como la falta de cohesión y fluidez de lo narrado.
Pero quizás el problema más grande está en la necesidad, o manera, o exceso con el que Lena quiere soltar y sanar ciertos demonios en su haber. Esta purga impide conectar del todo con lo ocurrido y rompe un poco con los tonos realistas que tan bien le han salido antes.
Dicho eso, Kristine Froseth cumple muy bien con el protagónico y quien sabe si le espera una buena carrera por delante. Mientras que Jon Bernthal siempre está bien. Siempre.
«Nothing Compares»
Sinnead O´Connor amerita un caso de estudio largo y profundo. En general, merece mucho más. Mereció mucho más. Como toda gran artista, se adelantó a su época y sufrió las consecuencias de haber nacido prematuramente. No estábamos listos para ella.
En “Nothing Compares”, Kathryn Ferguson se enfoca en un par de años de la carrera de Sinnead. Aquellos donde alcanzó la fama y, por volar muy cerca al sol, se quemó al extender las alas.
Lamentablemente este documento no le hace justicia a la cantante. Quizás porque es muy grande como para un largo que no profundice demasiado o le saque el jugo a ella. Una fruta que no es muy difícil de exprimir. Lejos de “Amy” de Asif Kapadia, “Summer of Soul” de Questlove o “The Velvet Underground” de Todd Haynes, documentales premiados con justicia y que explican cómo proceder con un material tan valioso, Ferguson recurre a material de apoyo bajo y reiterativo. Que aporta poco o nada. El hilo conductor, la estructura y la forma no es coherente con el encanto y personalidad peculiar cantante.
De igual forma, siempre será grato volver a ella. Al poder que tuvo. Atreverse a lo que nadie. A ser la figura que ahora muchas aspiran. Que hoy sí gusta, se necesita y cae bien. Sinnead O´Connor en el 2022 sería un ícono. Él ícono. Polos con su cara, tazas y banderolas en cada marcha habida y por haber. Aún hay tiempo de reivindicarla.
Hoy toca ver «Cha Cha Real Smooth», «Ressurrection» y «Brian and Charles».