Empezamos nuestra quinta jornada cinéfila con la proyección matutina y vuelta de George Miller luego de varios años con “Three Thousand Years of Longing” en la sala Agnès Varda, seguimos nuestro día con “Triangle of Sadness” de Ruben Ostlund, miembro del palmarés de Cannes. De la mano de Emmanuel Mouret, nos encontramos con la sorpresa más grata del Festival (hasta ahora), “Chronique d’une Liason Passagère”. Acabamos la jornada con la rumana “RMN”, en competencia oficial.
«Three Thousand Years of Longing”
Sección: Fuera de Competencia
Dirección: George Miller
Guión: George Miller
País: Australia
Reparto: Idris Elba, Tilda Swinton, David Collins, Alyla Browne, Hayley Gia Hughes, Angie Tricker, Sarah Houbolt, Kaan Guldur, Jason Jago, Aska Karem, Aiden Mckenzie, Berk Ozturk, Jack Braddy, Randolph Fields, Anna Adams, John Puckeridge-Webb, James Dobbins Jones, Hugo Vella, Callum Moran, Tendai Dzwairo, Tahlia Crinis, David Paulsen, Nicolas Mouawad, Shakriya Tarinyawat
Hace siete años George Miller presentó en Cannes (fuera de competencia) el reboot, por decirlo de una manera, de su franquicia «Mad Max» con Fury Road. La historia ya es conocida y el éxito desde su presentación, en críticas y taquilla es incuestionable. Por lo tanto, su retorno al festival prometía, más allá de las expectativas desmedidas, un espectáculo a la altura. Sin embargo, habrá que esperar a «Furiosa» para conseguirlo.
En «Three Thousand Years of Longing» seguimos a Alithea Bonnie (Tilda Swinton), una narratóloga experta quien da charlas por el mundo. Estando es Estambul para su última presentación y paseando por un mercado local, compra una botellita para el recuerdo. Al abrirla en su hotel, un genio o djinn (Idris Elba) sale de esta y le concede tres deseos. Así empieza una aventura llena de fantasías donde los recuerdos se roban el show.
Lamentablemente «Three Thousand Years of Longing», no solo no llega a cumplir con las expectativas de su anterior trabajo – desde ningún ángulo posible – sino que incluso termina siendo una experiencia un tanto sosa dentro de su propia identidad y propuesta. Esta es una historia de fantasía, casi que para toda la familia, donde el relato peca de poco creativo, cayendo en lugares en común. Ni siquiera el apartado visual resalta, utilizando por momentos un CGI mediocre.
Hay, en todo caso, un buen trabajo en el diseño de producción, incluyendo escenarios, maquillaje y vestimentas, para trasladarnos al mundo oriental (árabe), de siglos atrás. Acompañando al genio en una epopeya romántica cercana a «Las mil y una noches», recordando un poco a «The Fall» de Tarsem Singh, pero varios escalones por debajo. Y así como en la película del indio, vemos a los protagonistas conversando en el presente y volviendo al pasado para llenarnos de fantasía, los personajes de Tilda Swinton y Idris Elba, también van saltando en los tiempos. Estos cambios no llegan a cuajar, quitándole intensidad y peso a ambas historias. El interés se va aguando con el pasar de los minutos hasta casi, desaparecer por completo. El desenlace en vez de culminar en el clímax deseado, termina dejando un sabor, no amargo, pero desabrido.
«Triangle of Sadness»
Sección: Competencia Oficial
Dirección: Ruben Östlund
Guión: Ruben Östlund
País: Suecia
Reparto: Woody Harrelson, Dolly De Leon, Zlatko Buric, Iris Berben, Vicki Berlin, Henrik Dorsin, Oliver Ford Davies, Harris Dickinson, Sunnyi Melles, Charlbi Dean Kriek, Hanna Oldenburg, Malte Gårdinger, Arvin Kananian, Linda Anborg, Carolina Gynning, Beata Borelius, Shaniaz Hama Ali, Camilla Läckberg
Ruben Ostlund, director sueco ganador de la palma de Oro por “The Square” allá por el 2017, regresa a Cannes con “Triangle of Sadness”, una película que ha causado polémica y ha dividido a la crítica. Esta comedia tiene como temas principales el clacismo, racismo y desigualdad social y los muestra a través de la sátira burda y cruda de los más adinerados.
Empezamos la película con un casting de modelaje masculino, donde conocemos a uno de los protagonistas: Carl. Luego nos transportamos a un restaurante muy elegante donde sucede tal vez uno de los momentos más Larry David de la película: una batalla entre quien debe pagar la cuenta, Carl o Yaya, su novia, quien a su vez es modelo y gana mucho más que él. El debate se alarga a las últimas consecuencias, para ver que, un tiempo después, la pareja superó el conflicto y ahora vacaciona en un yate de lujo. Acá, comparten el paseo, bastante accidentado, con varios millonarios extravagantes.
En “Triangle of Sadness”, Ruben Ostlund opta por una propuesta totalmente tosca, «in your face», donde deja sutilezas de lado para sumergirnos en su propia crítica al mundo humano. En ella, si bien la crítica punzante es; sobre todo, al espectro capitalista y rico, el hecho de presenciarla en Cannes, duplica o triplica el significado, sin temer tampoco en golpear a su opuesto. Clavar la daga donde estos se abrazan. Abrazo que sucede en la estupidez humana. En las falsedades, hipocresías e incongruencias. Elemeno tan bien conseguido en el debate entre el capitán del yate (Woody Harrelson), un gringo pro marxista, versus uno de los huéspedes, un ruso capitalista (Zlatko Buric). Grata inverosimilitud y tortilla volteada en aquel momento.
El humor en “Triangle of Sadness”, que constantemente es desternillante, no se detiene el la crítica intelectual del proceder de las personas, las injusticias sociales y progresismos absurdos, sino que salta en diversos subgéneros, desde la comedia física y torpe de Peter Sellers, hasta lo más escatológico y desagradable de ver. Llegando a un concierto de vomitos, larguísimo, ironizando el hundimiento del Titanic. Un carnaval.
Su tercera parte, más cercana al «Señor de las Moscas» y que aún sigue teniendo destellos brillantes, termina cansándose y por lo tanto, cansando un poco al espectador. Arlargándose innecesariamente y culminando unos pasos detrás de lo que merecía. Aún así, estamos ante una de las mejores comedias del año, o de los últimos años y que definitivamente luchará (y quien sabe si vuelva a conseguirla) por la Palma de Oro.
“Chronique d’une Liaison Passagère”
Sección: Cannes Premiere
Dirección: Emmanuel Mouret
Guión: Emmanuel Mouret
País: Francia
Reparto: Sandrine Kiberlain, Vincent Macaigne, Georgia Scalliet, Maxence Tual
“Nous nous aimions le temps d’une chanson”, (Nos amamos durante lo que dura una canción) esta línea de la icónica canción La Javanaise resume, en parte, la trama de la joya de película que nos ha entregado Emmanuel Mouret. Y no es casualidad que el director haya decidido usarla al inicio y al final del film.
Habíamos tenido nuestro primer encuentro con el director francés hace unos años con “Les Choses Qu’on Diu Les Choses Qu’on Fait”, película que ingresó a nuestra lista de las mejores del 2020. Desde ahí supimos que Mouret tenía mucho más por dar, así que cuando vimos que el Festival de Cannes había programado su última producción en la selección de Cannes Première, no dudamos en separar nuestros tickets con la velocidad del rayo. Lo que no calculamos fue que estaríamos frente a una de nuestras favoritas del festival, del año y probablemente de la historia.
“Chronique d’une Liaison Passagère” (crónica de un encuentro pasajero) no es una película dramática, tampoco miserabilista, no tiene interpretaciones desgarradoras, no te hace llorar, no te da taquicardia, no te sorprende, no te angustia, no te tiene al borde del asiento, no te hace pensar mucho…Sin embargo, Mouret ha perfeccionado el género de la comedia romántica al estilo Woody Allen, Linklater o Truffaut (directores a los cuales les rinde claros homenajes a lo largo de la película), se podría decir que hasta lo ha elevado.
En “Chronique d’une Liaison Passagère” conocemos a Charlotte (Sandrine Kiberlain), una madre soltera recientemente separada que está experimentando y disfrutando de su soltería con distintos hombres, por otro lado, con una genial interpretación de Vincent Macaigne; tenemos a Simon, un hombre casado hace casi 20 años, con hijos adolescentes.
La primera escena de la película es excelente. Llevada con mucha gracia por ambos protagonistas en lo que pareciera ser una coreografía dentro de un bar parisino, ambos personajes se encuentran solos por primera vez y hablan claramente de los objetivos y reglas de este inminente encuentro. Simon nunca ha sido infiel a su esposa en los casi 20 años que llevan juntos, se le ve claramente nervioso y dubitativo. Charlotte, por su parte, está relajada y ambos quedan en que su relación será puramente por placer, solo se acostarán juntos, sin sentimientos involucrados. Solo sexo.
Esa primera noche regresan al departamento de Charlotte, en donde probarán el primer trago de su aventura. Este departamento se volverá su cuartel general del placer (por razones obvias no pueden ir a la casa de él). A partir de esta noche, estaremos frente a una relación clandestina que irá evolucionando y profundizándose. Veremos a nuestros protagonistas tener largas y profundas conversaciones, y es que en esta película, los diálogos son el tercer personaje principal. Diálogos que nos permitirán conocer mejor a los personajes, sus vidas, sus miedos, sus deseos, sus fantasías, y más… Como su nombre lo indica, sin ser spoiler para nadie, esta evolutiva relación llegará a su fin eventualmente, pero ¿realmente será el final? Para nosotros, esta historia tiene el potencial de la trilogía de Before, empezando – claro está – a los 40 y pico años. Esperemos que Mouret lo tome en cuenta.
El director logra hacernos parte de esta relación pasajera (desde el título sabemos que no durará) que será lienzo para rendir homenaje, por momentos, a Woody Allen, François Truffaut y Richard Linklater, clara fuente de inspiración. Hay tomas que parecen imitar a “Annie Hall”, “Manhattan”, “Jules et Jim”, la saga de Antoine Doinel, y más. Haciendo suya la herramienta del «travelling-in», con sutileza y llevándola a un nivel impresionante.
“Chronique d’une Liaison Passagère” brilla por su simpleza en forma y profundidad en fondo. Los actores Vincent Macaigne y Sandrine Kiberlain crean una química que muchas películas en competencia envidiarían, esta química nos transporta a un microcosmos donde solo existen ellos 2. Hay pocas películas que logran esto con la destreza y maestría que Emmanuel Mouret nos muestra aquí, es una lección de que no se necesita más que un buen guion, dos buenos actores y una buena dirección para crear una película brillante. Definitivamente dentro de nuestras favoritas de esta edición del Festival de Cannes. Una pena no verla competir. Una alegría haberla encontrado.
“R.M.N”
Sección: Competencia Oficial
Dirección: Cristian Mungiu
Guión: Cristian Mungiu
País: Rumania
Reparto: Marin Grigore, Judith State, Macrina Barladeanu, Orsolya Moldován, Rácz Endre, József Bíró, Ovidiu Crisan, Zoltán Deák, Cerasela Iosifescu, Andrei Finti, Bacs Miklos, Alin Panc, Victor Benderra, Amitha Jayasinghe, Gihan Edirisinghe, Nuwan Karunarathna, Kovacs Levente Jr., Varga Csilla, Orban Attila, Boros-Piroska Klara, András Hatházi, Lucian Ifrim, Axel Moustache
Nuevamente en Cannes, donde ya ha competido y recibido premios en el 2012 y 2016, el rumano Cristian Mungiu vuelve al festival con un drama que conversa sobre la intolerancia generalizada situada en pueblo chico con infierno grande.
En «R.M.N» seguimos a Matthias, que luego de un problema laboral, vuelve a su pueblo natal donde lo espera su familia. En esta localidad de Transilvania, mientras intenta retomar relación con su hijo, que a quedado mudo luego de un trauma, la madre de este y, también con su amante, la caldera empieza a calentar. Entre la falta de empleo y los inmigrantes que van llegando para hacerse de los puestos, la frustración llega a su punto máximo de ebullición.
Mungiu apuesta por una historia sombría y pesimista. Todo en ella se siente denso y pesado. En ningún instante se vislumbra algún destello de esperanza en el horizonte, esa posibilidad no existe. Los personajes son esclavos de esta desilusión y en algún sentido, la construcción del relato también. Al no haber punto de fuga o permiso de soñar, uno entra en un estado casi letárgico durante su visionado. La suerte está echada.
«R.M.N» es una exploración rústica y bastante infeliz que logra trasladar a la pantalla los sentimientos de algunos pueblos de Europa oriental que intentan, sin lograr, escapar de este presente y futuro demoledor y concluyente. Casi sin escapatoria. Donde el resultado y se conoce desde los créditos iniciales.
Ahora toca «Les Pires» de Lise Akoka y Romane Gueret (Un Certain Regard), «Les Amandiers» de Valeria Bruni Tedeschi (Competencia Oficial) y «Men» de Alex Garland (Quincena de Realizadores).